LA MATERIA Y LA ENERGÍA OSCURAS

A fines de la década de 1990, tras comprobarse de manera razonablemente fehaciente que la expansión del universo se está acelerando en vez de ralentizarse como debería suceder por acción de la fuerza de gravedad, se tuvo que aceptar que, salvo errores en la física hoy aceptada como válida, debe haber una fuerza que contrarresta esos efectos de la gravedad. A tal fuerza misteriosa se le dio el nombre de Energía Oscura, por cuanto no hay aún nada claro sobre ella.

Por otra parte, tampoco salen las cuentas al hacer balance de la estructura, pautas de formación y movimientos de las galaxias, y comparar todo eso con la fuerza de gravedad ejercida por la materia conocida. Resulta que la gravedad necesaria para explicar lo que vemos es muchísimo mayor que la generada por la materia conocida o estimada, incluyendo la que de por sí es visible (como las estrellas), y la no visible directamente (como los agujeros negros). A esta materia indetectable pero capaz de ejercer gravedad, se la llama "materia oscura".

La materia oscura podría ser materia normal presente en el universo bajo una forma cuya abundancia hubiera sido subestimada de manera tremenda, por ejemplo enanas marrones (planetas con una masa algo menor que la mínima necesaria para que se conviertan en estrellas). O bien materia exótica, constituida por partículas teóricas. Está descartado que se trate de antimateria.

La materia oscura es mucho más abundante en el universo que la materia normal. Y la energía oscura también tiene un papel dominante. Es decir, que el universo que conocemos es sólo una pequeña parte (se barajan porcentajes del orden del 5 por ciento para la materia normal del universo), en tanto que lo desconocido, o Lo Oscuro, constituye la mayor parte.

El aire siniestro que inevitablemente tienen los términos "Energía Oscura" y "Materia Oscura", así como la más bien súbita entrada en escena de ambos conceptos, han propiciado no pocas anécdotas, sobre todo cuando comenzaron a ser divulgados.

Una anécdota de ese tipo que me ocurrió a mí en aquella época fue la de un escéptico que me escribió un email furibundo porque, según él, yo mezclaba esoterismo con ciencia por el hecho de hablar de Energía Oscura en un artículo que escribí sobre el concepto. Al principio, me costó entender a qué se refería, hasta que al ir leyendo su mensaje me di cuenta de que lo que pasaba era que el sujeto, que no se había molestado en leer mi artículo, ignoraba el significado científico de "Energía Oscura" y se creía que yo hablaba de las Fuerzas del Mal en el cosmos, o de Malas Vibraciones en el universo. ¿Qué hice? Decidí no responderle y dejarle así con su ignorancia, para que fuese haciendo el ridículo por ahí, atacando a la gente del mundillo astrofísico a la que oyera o leyera usar el término, hasta que alguien le convenciera de que no había un número alarmantemente creciente de astrofísicos que se estuvieran volviendo esotéricos, sino que el término era técnico y no tenía nada que ver con lo satánico.

Más anécdotas parecidas a esa me temo que van a producirse ahora por culpa del nuevo acrónimo ALMA (Atacama Large Millimeter-submillimeter Array), el nombre de un conjunto de radiotelescopios ubicado en el desierto de Atacama. Los escépticos más incultos y paranoicos pueden tachar de esotéricos artículos de divulgación científica que tengan la mala fortuna de comenzar diciendo algo así como "Usando el ALMA, un astrónomo descubre un nuevo sistema planetario en formación", pues creerán que un supuesto astrónomo pretende haber descubierto algo gracias a los poderes de su alma o a un viaje astral o algo así.

Texto: Jorge Munnshe
Imágenes (de arriba a abajo):
1: Comparación (en colores falsos) entre la distribución de la materia normal (en rojo, a la izquierda)
en el universo y la de la materia oscura (en azul, a la derecha). Foto: NASA, ESA, R. Massey (California Institute of Technology).
2: Distribución de la materia oscura en el universo hace 6.500 millones de años.
Foto: NASA, ESA, R. Massey (California Institute of Technology).
3:
Diagrama con la distribución tridimensional de la materia oscura en el universo. Foto: NASA, ESA, R. Massey (California Institute of Technology).







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