LOS
PASEOS ESPACIALES
La actividad extravehicular en el espacio, o sea salir al exterior de
una cosmonave y flotar en el vacío del espacio sin más protección que
el traje espacial, es sin duda una experiencia fascinante.
Aunque
también resulta arriesgada...
Por ejemplo, en una estación orbital rusa, en una
ocasión la puerta de acceso al interior no se abría y cuando los
cosmonautas que habían salido a trabajar en una reparación externa
lograron entrar sólo tenían ya 10 minutos de aire en sus trajes.
En
otra ocasión, a un astronauta se le empañó su escafandra cuando estaba
al
extremo de una antena, y no podía ver nada.
A otro se le hinchó el
traje hasta el punto de que al intentar regresar a la nave no pasaba
por la compuerta de entrada y tuvo que disminuir la presión del aire de
su traje hasta un nivel tan bajo que podría haberle provocado la
muerte.
La actividad extravehicular es necesaria para efectuar reparaciones,
operaciones de mantenimiento y otros trabajos.
Una de las
demostraciones más espectaculares de lo que puede hacer la acción
manual directa del Ser Humano en pleno espacio fue la primera
reparación en órbita del Telescopio Espacial Hubble en 1993.
A uno de
los astronautas que protagonizaron la hazaña, Jeffrey Hoffman, tuve la
oportunidad de conocerle en persona con motivo de una entrevista que le
hice, y de charlar extensamente con él
sobre esa misión y sobre otros de sus trabajos como astronauta y
científico.
Texto:
Jorge Munnshe
Fotos (de arriba a abajo):
1:
Bruce McCandless II flotando en el espacio.
Foto: NASA.
2: El
astronauta Jeffrey
Hoffman. Foto: NASA.
3:
Jeffrey
Hoffman (izquierda) con Jorge Munnshe.