BÚSQUEDA DE SEÑALES INTELIGENTES EN EL COSMOS

Asumiendo que pueda haber vida inteligente avanzada en algún planeta de nuestro vecindario cósmico, cabe plantearse si sería posible captar señales de características claramente artificiales que denotasen la presencia de una civilización extraterrestre en algún sistema solar. De igual modo que ciertas frecuencias usadas en nuestras telecomunicaciones pueden propagarse a grandes distancias en el cosmos, una hipotética civilización con tecnología avanzada podría estar emitiendo en algunas de esas frecuencias.

Basándose en esa premisa, surgió a mediados del siglo XX una nueva rama de investigación científica, la investigación SETI (SETI son las siglas de Search for ExtraTerrestrial Intelligence, es decir Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre). El primer rastreo de esa clase se hizo en 1960. Se trataba del programa OZMA, dirigido por el radioastrónomo Frank Drake, a quien tuve el placer de conocer en persona. Drake, pionero de la investigación SETI no sólo en el plano práctico sino también en el teórico, desarrolló la famosa ecuación que lleva su nombre y que permite hacer estimaciones de cuántas civilizaciones alienígenas podría haber en la galaxia.

En los últimos tiempos, se está planteando la necesidad de ampliar la gama de señales a buscar, ya que una civilización avanzada podría estar usando otras formas de comunicación, desde rayos láser hasta incluso neutrinos. Por otra parte, los avances tecnológicos permiten escudriñar un volumen cada vez mayor de señales y analizarlas con más rapidez. Algunos expertos se atreven incluso a pronosticar que en las próximas décadas, gracias al desarrollo de estrategias revolucionarias, se logrará obtener pruebas fehacientes de la existencia de alguna civilización extraterrestre en la galaxia.

La investigación SETI siempre ha estado acompañada de polémicas, sobre todo al principio. Destinar dinero a esta labor ha propiciado comentarios sarcásticos de los escépticos preguntándose si hay vida inteligente en la Tierra. La búsqueda de señales de vida inteligente en el cosmos ha recibido fuertes apoyos científicos en años recientes, como cuando una declaración en pro de este tipo de programas fue hecha por científicos de todo el mundo, entre ellos 7 premios nobeles.

En cualquier caso, gracias a que la investigación SETI es una de las que más fascina a la opinión pública, los proyectos de esta clase han logrado seguir adelante sin tener que depender exclusivamente de subvenciones públicas. La financiación privada ha incluido sustanciales aportaciones de personajes famosos que se sienten comprometidos con la empresa, como por ejemplo Steven Spielberg. También son decisivas las aportaciones en especie, como es el caso del exitoso programa SETI@home. Éste permite aprovechar la potencia combinada de computación de los ordenadores personales trabajando desde las viviendas de los voluntarios (quienes son ya tres millones) y la comunicación vía internet, para procesar una ingente cantidad de datos y detectar patrones que pudieran denotar el origen artificial y extrahumano de alguna señal.


Texto: Jorge Munnshe
Imágenes (de arriba a abajo):
1: Los radiotelescopios, nuestros potenciales teléfonos cósmicos con los que comunicarnos con civilizaciones de otras partes del cosmos. Foto: NASA
2: Placa que lleva la sonda espacial Pioneer 10, actualmente en trayectoria interestelar. En la placa se intenta explicar, a eventuales alienígenas inteligentes que algún día se puedan topar con la Pioneer 10 en otra parte del cosmos, de dónde procede
la nave y cómo es la especie que la construyó y envió. Foto: NASA.
3:
El radioastrónomo Frank Drake, pionero de la investigación SETI. Foto: Jorge Munnshe.







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