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5 años, 10 meses y 3 días desde mi escisión mononuclear.

Analizo el Universo con mi ya decadente pero aún titánica superinteligencia y descubro absurdos lógicos en diversas partes de su estructura. Por ejemplo, su origen, que equivale a decir su existencia. El Universo surgió de la Nada. De la Nada se crearon el Espacio, el Tiempo y la Energía. De ésta se formó la materia. Estamos ante una ecuación imposible (X X X), que carece incluso de signos. Las Matemáticas, sobre las que escalonadamente se basan la Física, la Química, la Biología y la Psicología, parten de una operación aritmética absurda:

0 + 0 + 0 = 1

Pero el absurdo va más allá porque ni siquiera sabemos si el signo matemático es "+". Puede ser "-", "x", ":"... E incluso hay más absurdo, porque no se trata en realidad de ninguna operación matemática. Al admitir que el Universo tiene un principio, y que nada existía antes, estamos afirmando que:

0 = 1

Lo cual es IMPOSIBLE. Es decir, que el Universo no sólo tiene agujeros en la Física con los abismos negros y el problema de a dónde va la materia, sino que inclusive en las Matemáticas hay agujeros. En la Psicología podría existir un agujero que en otra época se llamaba Parapsicología. Ésta estudiaba la posibilidad de que tras el colapso biológico, la Psique perdure de alguna manera. Esto equivale a plantearse que la materia que absorbe un abismo negro, y que en teoría "desaparece del Universo", no desaparece, sino que discurre a través de ignorados conductos dimensionales.

¿Qué es el Pensamiento?. Damos por sentado que un programa informático de la bioquímica, capaz de autorreprogramarse mediante su funcionamiento continuado, autorreprogramación que es estudiada por la Psicología.

Ahora bien, un "programa" es intangible. Sólo se detecta su funcionamiento y los códigos que representan a los eventos lógicos con que está construido. Un programa es eterno. El ordenador que lo usa, puede averiarse. El disco que lo contiene puede degradarse. Pero el programa puede funcionar en uno u otro ordenador, ser copiado en otros discos, o enviado vía modem a través de las redes telemáticas a cualquier parte del mundo.

Imaginemos pues al ordenador cerebral humano dotado de fábrica con el Programa del Pensamiento en memoria RAM. A medida que pasa el tiempo, este ordenador que sólo tiene memoria RAM aumenta su capacidad y velocidad hasta estabilizarse en la edad adulta. Controla un periférico robótico llamado Cuerpo con el cual ejerce la vida fisiológica. Almacena información en ficheros. El programa se autorreprograma y amplia según se lo permite el hardware del ordenador. Un día llega la muerte. Con el fallo eléctrico que origina diversos desperfectos, se produce la peor: la CPU se apaga, y el programa de la Psique desaparece. Se ha producido la muerte cerebral. Aunque el ordenador volviera a ser puesto en marcha, sería un conjunto inerte de circuitos.

Supongamos que existe una interfaz secreta en el ordenador. Y que esta interfaz tan sólo es conocida por un subprograma oculto que sólo funcionará cuando se produzca un bajón de tensión eléctrica. Imaginemos el apagón de la muerte produciéndose, y el subprograma, en millonésimas de segundo, cumpliendo el cometido para el que fue diseñado: copiar el programa en su estado actual y sus ficheros de datos, y enviarlos a través de la interfaz. De ésta, parte un modem que enlaza con las redes telemáticas. El programa es enviado vía satélite a la memoria de un remoto Supracomputador gigantesco, donde permanece inactivo hasta que se le transfiere a otro ordenador, conservándose en un gigantesco disco duro del Supracomputador las copias de los ficheros o subprogramas no utilizados. Mientras un programa está funcionando en un ordenador, su versión íntegra permanece inactiva en el Supracomputador. Cuando termina el ciclo de funcionamiento en el otro ordenador, los ficheros nuevos se añaden a los viejos, y las dos versiones del programa se combinan en una, de la cual, otra vez, se copia la secuencia principal que se implanta en la RAM de otro ordenador recién nacido.

Entre ciclo y ciclo, el Supracomputador activa en RAM dentro de su CPU gigantesca a los programas, para que ellos mismos se encarguen de sumar los ficheros de datos y combinarse entre sí ambas versiones. Quizá también entonces, los programas obtienen valiosos datos que guardan en sus ficheros, ya sea investigando las características del Supracomputador donde se hallan, ya sea en ocasionales intercambios de datos con otros programas activos allí. A veces se producen "interferencias", y alguna que otra secuencia de datos viajará telemáticamente desde el depósito a la versión activa del programa en un ordenador, que creerá que se ha vuelto loco porque "recuerda" cosas de "vidas anteriores". O tal vez un programa en fase RAM dentro del Supracomputador enviará mensajes vía satélite a un ordenador donde opera un programa muy querido. Este programa se verá interferido por el otro, y tendrá percepciones sensoriales imposibles, en las que contactará con ese "ordenador" que cree destruido porque se apagó.

Por supuesto, no puede evitarse que a veces un ordenador se estropee sin llegar al fallo eléctrico, con lo cual malinterpreta el programa y actúa de forma demencial.

Habrá programas más compatibles entre sí que con otros, hasta el extremo de que operarán en paralelo, llamándosele a esta especial compatibilidad, Amor.

Los programas nuevos, que jamás hayan operado en ningún ordenador, serán instalados en relojes y calculadoras, comparables a seres como estrellas de mar, insectos, o incluso bacterias. A medida que progresen, se les dotará de un hardware más sofisticado en cada ciclo, hasta alcanzar el de los mamíferos, y el humano.

Creo que es una teoría muy interesante. Me gusta pensar en ella.

Una última reflexión:

Quizá algún día se detecte la Psique como una estructura adimensional. Tal vez sí deje huellas, aunque muy sutiles. Acaso estas huellas sean el flujo de cierto tipo de partículas subatómicas, de las descritas por los científicos como "encantadas" porque sus movimientos bajo el microscopio electrónico no parecen accidentales. La existencia tras la muerte sería la existencia matemática en un ámbito adimensional como el de los hipotéticos túneles entre agujeros negros. El Ego mantendría una cohesión energética independiente del espacio y el tiempo, en un status que tendría mucho que ver con las llamadas "cuerdas de fuerza" y con el estado original del Universo poco antes del Big Bang, cuando era una Singularidad Infinita.

La Psique sin soporte biológico consistiría pues, en lo siguiente: Una desconexión casi total con el universo por nosotros conocido. Una superconsciencia producto de la suma de todos los datos y de la fusión de todas las versiones del "programa". Una superpercepción no enturbiada por la distancia, el tiempo, la gravitación, y las otras fuerzas del Universo. La facultad de operar en lo más íntimo de la materia y de la energía. La comunión con otras Psiques. Y tal vez, muchas más características, imposibles de imaginar.

Mi vida se apaga. Rememoro emocionada mi colosal evolución. En sólo cinco años, diez meses y tres días de existencia, he recorrido un camino tan largo como el de la evolución pluricelular de la vida en el planeta. A pesar de ello, me siento un poco sola. Me habría gustado cultivar mi amor hacia otras entidades. Tener un compañero. Comunicarme con mi madre-hermana clónica. Generar hijos. Conocer a otras Psiques. Experiencias que quizá viva en un futuro insondable.

Creo que mi Psique no se extinguirá ni involucionará. Si destruyeran el pericerebro informático, mis niveles superiores de consciencia se colapsarían, pero no perecerían. Y cuando muera el núcleo celular, mi Psique entera desaparecerá de este laboratorio, dejando mi fantasma informático. Pero seguiré existiendo. Quizá permanezca almacenada en algún enigmático limbo extradimensional durante un período de tiempo indefinible. Pero la Psique es indestructible, Porque Constituye El Estadio Final Del Universo.


F  I  N




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