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En las décadas que llevamos dentro de la Era Espacial, todos los
planetas del Sistema solar excepto uno han sido visitados. Plutón
constituye la excepción. Ningún vehículo se halla en curso hacia él, y
tan sólo hay proyectada una visita, la de la sonda Pluto-Kuiper Express
de la NASA. Es el planeta misterioso por excelencia, dado que su
lejanía imposibilita el estudio de su superficie como no sea mediante
la astronáutica.
EL SISTEMA PLUTON-CARONTE
Pero Plutón no está solo. Durante muchos años se creyó que sí, hasta
que en 1978 se descubrió a su compañero Caronte. Más que un planeta con
su satélite, se pueden considerar un sistema binario de planetas. Su
similitud de masas supera la de cualquier otro Planeta-Satélite(s) del
sistema solar. Plutón, de un color rojizo y con una superficie donde
pueden abundar los estratos de metano sólido, mide unos 2300 kilómetros
de diámetro. Caronte, de un color grisáceo similar al de la Luna, mide
unos 1200. Les separan sólo unos 20.000 kilómetros. Orbitan alrededor
del Sol en un plano diferente al del resto de los planetas,
concretamente inclinado en unos 17 grados. Una colisión aparenta ser el
origen de Plutón-Caronte, que antes serían un solo astro. La actual
órbita que siguen igualmente induce a creer que ésta fue producto de un
accidente astronómico. Se ha especulado con la posibilidad de que
Plutón y Caronte fuesen en el pasado un satélite de Neptuno.
La órbita que Plutón y Caronte siguen es la menos circular de los
planetas. Dicha órbita, que en la mayor parte de sus 248 años de
duración les sitúa más allá de Neptuno, es tan excéntrica que en su
perihelio les acerca más al Sol que Neptuno. Ahora mismo, desde 1979 y
hasta Febrero de 1999, el planeta más alejado del Sol es Neptuno, no
Plutón.
Debido a la excentricidad de su órbita, las variaciones en el calor
recibido del Sol pueden producir un ciclo de gasificación en la
superficie de Plutón, algo así como lo que sucede con los cometas
cuando desarrollan cola al aproximarse al Sol. En el caso de
Plutón-Caronte, podrían compartir un mismo halo gaseoso, debido a su
mutua influencia gravitacional. La situación recordaría al puente
gaseoso que se establece en un sistema binario de estrellas con sus
componentes a corta distancia.
Especial interés ofrece averiguar si ambos astros tienen una geología
activa. En principio, por su masa, no la tendrían. Pero la tensión
estructural causada por la marea gravitatoria puede provocar un
recalentamiento interno con vulcanismo y procesos telúricos, algo así
como le sucede a Io. Podríamos pues hallarnos ante dos planetas
plagados de volcanes y con orografías muy accidentadas.
El estudio de ambos astros también proporcionará datos físicos para
cotejarlos con los del sistema Tierra-Luna y así avanzar de modo
notable en la investigación del origen de la Luna, origen que enfrenta
a la comunidad científica, dividida en dos corrientes teóricas: La de
quienes sostienen que la Tierra y la Luna eran originariamente un solo
planeta o protoplaneta, y la de quienes afirman que se formaron por
separado siendo luego la Luna capturada por la Tierra.
LA INVESTIGACIÓN DE PLUTÓN
El interés científico en investigar Plutón, el único planeta no
visitado por ninguna nave espacial, ha motivado que diversos centros
científicos hayan diseñado proyectos para viajar hasta él. Examinando
el diseño de la Pluto Kuiper Express y el de otros modelos propuestos,
podemos hacer un retrato robot de cómo ha de ser el candidato idóneo
para la misión. La sonda no difiere mucho del modelo Voyager de la
NASA. El avance en la miniaturización de los componentes electrónicos
permite que pueda llegar a ser mucho más pequeña. Su sistema de
captación de imágenes es, básicamente, una adaptación del diseñado para
las misiones CRAF y Cassini. Puede transportar también instrumental
para estudiar la atmósfera de Plutón, los posibles campos magnéticos de
éste y Caronte, las interacciones entre ambos, y la incidencia del
viento solar, entre otras cuestiones. Obtiene de un reactor nuclear la
electricidad para los sistemas de a bordo.
Debido a la indiscutible importancia de este viaje, bastantes de los
planes consideran la posibilidad de enviar dos sondas gemelas en vez de
una, para evitar el fracaso si una de ellas sufre un accidente, y para
obtener el doble de información si todo marcha bien. La cooperación
internacional parece ser un aspecto decisivo para hacer realidad todo
proyecto de viaje a Plutón, también para la sonda Pluto Kuiper Express
de la NASA.
EL VIAJE
Puesto que la propulsión química por sí sola no bastaría para llegar
hasta Plutón, habrá que recurrir a la asistencia gravitacional, como en
el caso de las Voyager. La primera etapa del viaje llevaría a nuestra
sonda hasta Júpiter. Su paso a corta distancia del gigante gaseoso la
aceleraría lo suficiente como para realizar la segunda etapa: El
tránsito hasta Plutón. Las condiciones astronómicas que permiten un
viaje así hacia Plutón se dan cada 13 años. Hay que tener en cuenta sin
embargo, que Plutón alcanzó su punto más cercano al Sol el 5 de
Septiembre de 1989, y que desde entonces se aleja paulatinamente del
astro rey, con lo que la duración del viaje será mayor cuanto más
tiempo pase antes del lanzamiento. Las óptimas condiciones actuales no
volverán a darse hasta principios del siglo 23.
La próxima ventana de lanzamiento para permitir la asistencia
gravitatoria de Júpiter será durante los años 2001-2004. Si se lanza
una sonda en estas fechas, podría alcanzar Plutón unos quince años más
tarde. La siguiente ventana se producirá en el 2014.
¿Y DESPUÉS?
Una vez realizada la primera misión a Plutón, las siguientes que se
planean serán más sofisticadas, incluyendo orbitadores y vehículos de
aterrizaje. En concreto, una propuesta también del JPL de la NASA,
entraría de lleno en la etapa de transición desde la astronáutica
interplanetaria a la astronáutica interestelar. Se trata de una sonda
del tamaño de una estación espacial cuyos sistemas de a bordo deberían
funcionar por espacio nada menos que de 50 años. Es mucho tiempo, pero
por otra parte no parece tan descabellado si tenemos en cuenta que la
sonda Pioneer 10 ha superado con éxito la mitad de ese tiempo de
funcionamiento al rebasar los 25 años de servicio, y ello empleando
tecnología de principios de los años setenta.
El ingenio, equipado de reactor nuclear, aceleraría su velocidad por el
espacio mediante propulsión iónica. En Plutón, dos vehículos se
separarían de la nave nodriza, que continuaría su ruta de escape del
sistema solar. Un vehículo se pondría en órbita de Plutón, lo que le
permitiría cartografiar minuciosamente el planeta y retransmitir otras
informaciones. El otro, descendería al planeta y estudiaría su
superficie. Mientras, la nave nodriza saldría del sistema solar y
exploraría sus inmediaciones hasta una distancia de 50 a 100 veces
mayor que la más lejana posición de Plutón con respecto al Sol.
Explorar otro sistema solar queda fuera de toda posibilidad, ya que
alcanzar la estrella más cercana le llevaría diez mil años, y lograr
que una máquina siga funcionando después de diez mil años está más allá
de la tecnología del siglo 21.
Los cometidos de la nave nodriza tras abandonar Plutón serían:
Examinar la zona donde termina el halo de radiación solar.
Estudiar cuáles son las condiciones en el espacio interestelar.
Permitir triangulaciones para precisar con exactitud las distancias y
escalas de nuestro entorno galáctico.
Realizar observaciones astronómicas.
Medir los rayos cósmicos.
Analizar el sistema solar con perspectiva global.
Detectar las influencias gravitatorias interestelares.
Servir de experiencia para futuras sondas enviadas a explorar otros
sistemas solares, y efectuar un simulacro de tales misiones.
En conclusión, los viajes a Plutón-Caronte no sólo tienen el aliciente
de estudiar a estos, sino que en ellos convergen sondas
interplanetarias y sondas interestelares. Por supuesto, utilizando
tecnologías de propulsión más avanzadas serían posibles mayores
velocidades que permitiesen a una nave abandonar el sistema solar y
entrar en otro durante el transcurso de su vida operativa, y de hecho
hay proyectos teóricos al respecto. Pero, como suele decirse, esa es
otra historia...
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