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Estación Espacial
Informe ISS

27 de Octubre de 2003.

Foto: ESALa estancia de Pedro Duque a bordo de la estación espacial internacional está a punto de concluir. Con su regreso a la Tierra se efectuará también el definitivo relevo de tripulaciones residentes, y el inicio de otro largo período de seis meses durante el cual Mike Foale y Alexander Kaleri deberán hacerse cargo del mantenimiento del complejo.

Recordemos que la cápsula Soyuz TMA-3 en la que los tres astronautas viajaron desde la Tierra se acopló a la ISS, y más concretamente al puerto de atraque del módulo Pirs, a las 07:16 UTC del 20 de octubre. Tres horas y tres minutos después, se abría la última escotilla y los recién llegados pudieron reunirse con los que habían sido los ocupantes de la estación durante el último medio año, Ed Lu y Yuri Malenchenko. Los cinco astronautas hablaron brevemente con las autoridades reunidas en el centro ruso de control, y después iniciaron las correspondientes actividades conjuntas.

La NASA anunció la existencia de dos pequeñas anomalías en la nueva Soyuz TMA-3 acoplada a la estación. En primer lugar, una humedad ambiental dentro de la cabina algo superior a la esperada, y en segundo lugar, una fuga de helio en el sistema de propulsión de la cosmonave, posteriormente detenida. Ambos fallos están siendo evaluados por los ingenieros de Moscú, pero no parece que vayan a afectar a sus operaciones.

Después de la ceremonia de bienvenida, y una vez finalizada la transmisión televisiva, limitada por el paso de la ISS por encima de las estaciones de seguimiento rusas, los astronautas desactivaron los sistemas de la cápsula TMA-3, se almacenaron los trajes espaciales Sokol utilizados durante el viaje de ida y se inició la transferencia de cargas almacenadas en la Soyuz.

Pedro Duque se puso rápidamente manos a la obra en cuanto a su programa científico. El español debía llevar a cabo una veintena de experimentos durante su semana de estancia a bordo del complejo internacional. También Foale y Kaleri realizarían una serie de experimentos conjuntos, en el marco de la misión Cervantes. Algunos fueron instalados en la unidad europea MSG (Microgravity Science Glovebox), situada en el laboratorio Destiny.

Además de su labor científica, los cinco astronautas emprendieron una simulación de evacuación de la estación, en caso de que fuera necesario abandonarla con las dos cápsulas Soyuz unidas a ella.

Otra tarea fundamental en toda rotación de tripulaciones es el intercambio de asientos y trajes espaciales entre las dos naves Soyuz (en este caso, 212 y 213). Duque debería regresar en la TMA-2 (6S), así que necesitó instalar su asiento personalizado en ella, transfiriéndolo desde la TMA-3 (7S). El botiquín personal y el traje Sokol hicieron el mismo recorrido.

Pedro Duque manifestó encontrarse muy bien en órbita. Sin mareos ni dolores de cabeza, que suelen ser habituales durante los primeros días de viaje para algunos astronautas, sobre todo cuando se encuentran con el mayor volumen de los módulos de la estación. A las 08:30 UTC del 21 de octubre, Duque mantuvo una conversación de 15 minutos con el presidente del Gobierno, José María Aznar. Aznar se encontraba en la Moncloa, acompañado por el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, y ocho alumnos de la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid. El presidente le dijo a Duque: "Estamos muy orgullosos de que estés ahí", y se comprometió a seguir apoyando el proyecto de la ISS. También transmitió a Duque el apoyo de todo el país a su labor, y alabó el hecho de que inspire a los jóvenes y su representatividad en esta misión. Duque, por su parte, afirmó que lo de “'que inventen ellos' se tiene que acabar ya para siempre”, y resaltó la importancia de la investigación científica, “que es lo que ha conseguido que la humanidad tenga un buen nivel de vida”. Los estudiantes preguntaron a Duque aspectos de la vida cotidiana en órbita. Ellos mismos han participado ya en experimentos en condiciones de ingravidez, en los vuelos parabólicos que organiza anualmente la Agencia Europea del Espacio.

Durante el resto del día, el astronauta español continuó con los experimentos Sympatho, BMI, Nanoslab y Cardiocog, y envió a la Tierra el video del acercamiento de la TMA-3 a la ISS, así como otro de él mismo y sus compañeros tomándose muestras de sangre. Duque filmó el comportamiento de moscas de la fruta para el experimento AGEING.

Paralelamente, Foale instaló un nuevo ordenador portátil traído desde la Tierra e introdujo sus datos personales en el ordenador de apoyo de la estación. Kaleri, por su parte, tomó varias instantáneas en 3D de Duque trabajando en los diversos módulos del complejo.

Las dos tripulaciones realizarían breves contactos con la prensa de forma casi diaria, atendiendo a medios de comunicación americanos, españoles y rusos. Durante uno de ellos, fueron preguntados por una noticia aparecida en la prensa estadounidense, según la cual, algunos ingenieros de la NASA habían mostrado su disconformidad respecto al lanzamiento de la nueva tripulación de larga duración, debido a la existencia de varios y potencialmente peligrosos problemas técnicos a bordo de la ISS. Más en concreto, la paralización de los vuelos de la lanzadera está provocando una falta de recambios para diversos equipos esenciales, como dispositivos médicos y sistemas de control de la calidad del agua y el aire. Foale reconoció la existencia de tales disfunciones, pero restó importancia al asunto, diciendo que eran problemas perfectamente asumibles y de naturaleza menor.

Sin embargo, los expertos en salud y condiciones ambientales a bordo de la estación no están muy de acuerdo con ello. Si bien la actual estancia es obviamente segura, el gradual deterioro de los componentes, sin posibilidad de reemplazo, implica que durante los próximos meses podrían presentarse situaciones peligrosas para los astronautas. La alternativa, por supuesto, sería abandonar la estación durante un tiempo, hasta que se reanuden los vuelos de la lanzadera, pero la NASA cree que las probabilidades de que surjan problemas técnicos graves sin nadie a bordo son superiores, incluyendo la pérdida de control. La dirección del programa afirma que si se hiciera necesario, los astronautas podrían abandonar en cualquier momento su hogar espacial.

Por el momento, no es posible determinar los niveles de radiación ambiental, ni la calidad del aire y el agua. Estos problemas provocan malestar en los astronautas, incluyendo mareos y dificultad en la concentración. Foale, por su parte, no teme a cualquier situación, no en vano estaba a bordo de la estación Mir cuando ésta sufrió el choque contra una nave de carga Progress, lo que provocó su despresurización parcial.

Cuando regresen Duque, Malenchenko y Lu, se llevarán a la Tierra varias muestras que se emplearán en tierra para su análisis. Los resultados, sin embargo, no se conocerán hasta diciembre.

Los compañeros que regresarán con Duque efectuaron sesiones diarias de entrenamiento con el traje Chibis, que les ayudarán a prepararse para el retorno a la gravedad. Simulando mediante presión la presencia de gravedad sobre las extremidades inferiores, se consigue estimular el sistema cardiovascular, que se ha desequilibrado durante los largos meses de estancia en microgravedad. También se realizaron sesiones de ejercicios físicos.

Poco a poco, Kaleri y Foale se hicieron cargo de las numerosas tareas de mantenimiento de la estación, y se familiarizaron con todos sus sistemas, así como con la posición de muchos de los equipos.

Malenchenko y Lu recibieron algunas “clases” sobre cómo operar el receptor GPS y el teléfono Inmarsat/Iridium, recientes adiciones al equipaje de la TMA-2, cuya circuitería aún está configurada de la misma forma que en su antecesora (TMA-1) provocó una reentrada balística anómala. Si aterrizaran lejos del lugar programado para un descenso normal, los astronautas podrían utilizar estos equipos para acelerar las tareas de rescate.

Duque tuvo problemas con su experimento BMI. El sistema dejó de poder obtener y registrar mediciones de la presión sanguínea. La NASA ofreció el uso de un aparato similar americano, ya en órbita. Otro experimento iniciado fue el ROOT, y una grabación en video para el programa educativo, en la que participó Kaleri. El astronauta español también tuvo varios contactos con radioaficionados españoles.

Acercándose al final de su misión, Duque se apresuró a terminar algunos experimentos, mientras sus compañeros finalizaban las actividades de transferencia de responsabilidades. Se celebró, por supuesto, la tradicional ceremonia de cambio de mando. Los astronautas fueron informados por la NASA de que el actual alto nivel de actividad solar no debería afectar a su retorno a casa. Ante esta evidencia, Kaleri y Malenchenko pasaron varias horas en el módulo de descenso de la Soyuz TMA-2, para que el segundo entrenara las operaciones correspondientes.

Con Duque, Malenchenko y Lu ocupando sus lugares, el cierre de la escotilla de la Soyuz TMA-2 estaba previsto para las 20:10 UTC del 27 de octubre, la separación para las 23:18 UTC, y el aterrizaje para las 02:41 UTC.

Veamos ahora la trascripción del Diario redactado por Pedro Duque durante su viaje de ida y estancia en la ISS.

23 octubre 2003:
Estoy escribiendo estas notas en el Soyuz con un boli barato. ¿Por qué tiene eso importancia? Resulta que llevo diecisiete años trabajando en programas espaciales, once como astronauta, y siempre he creído, porque así me lo han explicado, que los bolígrafos normales no escriben en el espacio.

La tinta no cae, decían. Escribe un momento boja abajo con un boli y verás como tengo razón, decían. En mi primer vuelo, como todos los astronautas del Shuttle, yo llevé un boli muy caro de esos que tienen el cartucho de tinta a presión. Sin embargo, el otro día estaba con mi instructor de Soyuz y vi que estaba preparando los libros para el vuelo, y estaba poniéndonos un boli con un cordel para escribir una vez en órbita. Ante mi asombro, me dijo que los rusos siempre han usado bolis en el espacio.

Yo también metí uno nuestro, de propaganda de la Agencia Europea del Espacio (no vaya a ser que los bolis rusos sean especiales) y aquí estoy, no deja de funcionar y ni "escupe" ni nada. A veces prever demasiado las cosas impide hacer intentos y por lo tanto las cosas se construyen más complicadas. Pero no era eso el tema de este mensaje. Desde una altura de 215 km (ahora mismo, 11:07 hora de Moscú) las nubes se ven preciosas, de una tridimensionalidad que no vi desde 550 km la vez anterior.

Donde hace calor (ahora mismo volamos sobre Filipinas) las nubes son como campos llenos de hongos. unos segundos más tarde hay una zona de nubes altas, planas, que asemeja más un velo de novia. Otros segundos de viaje, y se ve una tormenta, una nube alta que penetra el velo y se eleva hasta parecer que quiere tocarnos. El reflejo del sol en los retazos de mar que se ven es ahora de color naranja intenso, mientras que la atmósfera rodea el horizonte curvo como un humo azul denso, extrañamente bien definido. Su reborde es algo difuminado pero casi mas pareciera un líquido con una capa de su propio vapor encima.

Ya se va a poner el sol (son ahora las 12:10) en dos minutos. Bajo nosotros la tierra ya es negra y duerme la gente. El sol centrado en el arco azul de la atmósfera está rodeado de negrura. Quedan 30 segundos. La atmósfera se colorea en su parte inferior de naranja, y el sol se achata. Queda un fulgor naranja, luego una bola de luz achatada, luego sólo el arco naranja y azul de la atmósfera, y entonces, y sólo entonces, se hacen visibles las capas altas de la atmósfera. Un arco dos veces más grueso pero mucho más tenue aparece sobre el anterior, efímero, y ambos desaparecen de repente en la más completa negrura. Los ojos se acostumbran y empiezan a distinguir la tierra del cielo; y, si hay suerte, se verán las luces de las ciudades o la aurora boreal. Si no, es un buen momento para mirar estrellas. Desde luego en este trabajo hay buenas vistas.

24 octubre 2003:
Estás pegado a la ventana de tu nave. Como no hay trabajo en la cápsula Soyuz en las próximas horas y no tienes ganas de dormir, observas el espectáculo de la tierra y el cielo. La nave gira y gira sobre su eje y te ofrece alternativamente uno u otro paisaje.

Debajo de tu nave el planeta es negro, casi como el cielo. Como todas las noches orbitales. ¿O no? A lo lejos, hacia el horizonte entre el negro del cielo y el negro de la Tierra, se comienza a ver un vaho verde-amarillo de formas irregulares. Muy raro para ser nubes. Según te acercas, se convierte en unas gasas más y más brillantes, las cuales forman cortinas que se levantan del suelo. Otra vuelta de la nave y vuelves a verlas, estás ya casi encima. Las cortinas se definen - son de rayas y se extienden hasta muy arriba, más incluso que la nave. Vas directo hacia ellas, y no puedes evitar una cierta aprensión - ¿será esto peligroso?

Al meterte, todas las cortinas cercanas relampaguean y cambian de formas, como si estuvieras andando por entre visillos soleados. El fenómeno dura un minuto, luego dos, tres incluso, y no se nota nada raro, la nave continua su suavísimo viaje por el carril de su órbita. Al salir de esta imagen fantasmagórica y encarar de nuevo la negrura sientes alivio, pero algo de pena también.

Notas técnicas:

- La nave Soyuz gira sobre su eje casi todo el tiempo para mantener los paneles solares orientados hacia el sol. Hacer girar la nave sobre un eje perpendicular al plano de los paneles es el medio más sencillo y económico de mantener la posición, y lo han usado los satélites artificiales desde que se inventaron. Mirar por una ventana de la nave es durante esta rotación como estar sentado en un restaurante giratorio de esos que ponen en las torres.

- El fenómeno descrito es la aurora boreal (bueno, en nuestro caso era austral, lo mismo pero en el hemisferio sur). El campo magnético terrestre protege a la superficie de las emisiones cargadas de electricidad procedentes del sol o de otros astros en la galaxia. Estas partículas se ven atrapadas por el campo magnético y se mueven dentro de él, acercándose a la tierra mucho más por los polos de la tierra. La interacción de esas partículas con la atmósfera alta produce la aurora. En realidad sí que es peligroso pasar por zonas de alta radiación, pero un ratito no pasa nada.

25 octubre 2003:
Puede uno imaginar tener que trabajar en un laboratorio de cincuenta metros de longitud con varios pasillos laterales. En todos los puntos de este laboratorio hay equipos en los cuales se llevan a cabo experimentos.

El trabajo está planificado por gente de otro país, que continuamente llaman por teléfono al operador de los experimentos para averiguar detalles o para preguntarle qué tal va saliendo o, las más de las veces, para ordenar que los experimentos se hagan de esta o de esta otra manera. Hay varios teléfonos en este laboratorio, pero ninguno inalámbrico, y el operador ha de acudir a uno de ellos para contestar a cada llamada. Es verdad que el poder a su vez preguntar todo lo necesario y pedir consejo alivia algunas veces el trabajo del operador, y que no se siente solo cuando tiene problemas.

¡Ah!, se nos olvidaba un pequeño detalle - los teléfonos tienen cuatro líneas y hay que fijarse en cómo suena para contestar dando al botón adecuado, porque cada uno de los cuatro grupos que controlan al operador llama por una línea diferente. Es verdad, no habíamos dicho que hay cuatro grupos, hay que reconocerlo, muy amables todos.

Ni se fija ya este operador en que la llamada puede venir en dos idiomas distintos, ninguno de los cuales es el suyo propio. Ni en que en el mismo laboratorio hay otros cuatro operadores cruzándose con él todo el día por los pasillos y ocupados en diferentes tareas, sean experimentos o arreglos del material del laboratorio en sí. En un laboratorio así habría siempre una sensación de prisa, de tener que ir corriendo a todas partes. El día se hace cansado...y apetece cerrar, apagar la luz e irse a casa.

Añadamos otro factor: no se puede ir a casa a dormir. El laboratorio esta en una región remota y hay que dormir dentro y comer dentro comida precocinada, algunos hay que se quedan en él hasta un año. Apetece de vez en cuando salir al exterior, ver otra cosa, darse un paseo, abrir la ventana y que le dé a uno el aire. No, tampoco, en este laboratorio no se puede abrir nunca la ventana, el aire se recicla por medio de filtros.

Un poco así es la estación espacial internacional, vista desde el punto de vista de un europeo que ejecuta experimentos tanto en el lado americano como en el ruso, dirigido por gente de la Agencia Europea del Espacio.

Introduzcamos ahora un factor adicional: la ingravidez. En la estación no se anda ni se corre, se flota de un lado a otro. La sensación es desde luego interesante, y es el motivo, la ingravidez, de gastarse tanto en poner aquí un laboratorio. Pero no ayuda para el trabajo. Cierto es que se puede cruzar un pasillo a gran velocidad si se tiene prisa, sin mas esfuerzo que el de empujar en un lado y frenar en el opuesto. Sin embargo, la práctica muestra que es increíblemente difícil hacerlo bien sin tocar las paredes y, ah, en el momento en que toca uno una pared sin control a gran velocidad los duendes de la física se encarnizan y lo envían a uno rotando y pateando todo.

La gente que lleva en la estación seis meses ahora es capaz de cruzar los cincuenta metros en poco más de, digamos, quince segundos. Yo que llevo tres días (aunque tengo experiencia previa de otro vuelo) de momento tengo el récord en veinticinco segundos y un chichón. Aunque parezca una cosa de juego, hay a veces que realmente es necesario volar de una parte a otra cuando se te ha olvidado algo en la otra punta (claro) y el tiempo apremia. Cuando hay unos momentos de tiempo libre, es natural entrenarse a desplazarse con más control y sin tocar nada, especialmente las escotillas traicioneras medio cerradas y muy-muy duras. Yo estimo personalmente que necesitaría un par de semanas para aclimatarme del todo, es decir, para desplazarme sin tener que pensar cada movimiento.

Es conocido de todos que lo mejor de este laboratorio son las vistas. Sin desmerecer la satisfacción de ver como las actividades se van realizando a pesar de los inconvenientes.

26 octubre 2003:
En una casa, o una oficina, en la que el suelo esté limpio y recogido, se ve enseguida si a alguien se le ha caído la funda de las gafas, pongamos por caso. Salta a la vista, está fuera de lugar en el suelo y todo el mundo que pase se dará cuenta. En la estación espacial concurren una serie de factores para que lo que se pierde sea muy difícil de encontrar.

Primero, por supuesto, la ingravidez. El otro día llevaba un boli enganchado al pantalón, pasé rozando algo y lo perdí. Como lo noté enseguida, me volví rápidamente para recogerlo. Nada. Mi bolígrafo no estaba por ninguna parte, había volado no sé en qué dirección y podía estar tanto en el suelo como en el techo como en cualquier parte.
Me resigné a perderlo, pero al volverme para seguir mis tareas diarias lo vi delante de mí, volando en la dirección en la que yo iba. Al separarse, había rebotado en algo y había proseguido viaje sin esperarme.

Después, lo complicado de las paredes. La estación está hecha de módulos en los cuales la zona de trabajo es más o menos rectangular, pero hay adaptadores múltiples con escotillas tanto para delante y detrás como arriba o abajo, o incluso izquierda y derecha. Eso hace que haya muchos rincones donde las cosas se puedan esconder.

Además, no hay suelo ni techo y en muchos sitios las cuatro paredes del "tubo" que es un módulo son iguales, así que cuesta encontrar nada.

Por ejemplo, yo trabajo bastante en un módulo que no está en el "tubo" principal sino que se engancha lateralmente. Hay que hacer un recodo de noventa grados para entrar en ese módulo desde los otros. Hasta ahí bien, cuando entras te puedes acostumbrar a llamar "suelo" a lo que tienes debajo, "techo" a lo de arriba.

Pero si vienes de la otra dirección en tu viaje a lo largo del tubo, y haces el recodo, te encuentras que el techo es suelo y al revés. Al final, si he dejado el ordenador encendido unido a una pared del módulo, al volver siempre tengo que dar una vuelta entera para encontrarlo.

Y, por último, la cantidad de cosas que hay a la vista. Así dicho parece que está todo muy mal recogido, muy todo por en medio, pero es una cuestión de necesidad. Las cámaras de fotos no pueden estar guardadas porque hacemos muchas fotos, tanto de los trabajos que hacemos o experimentos como de la Tierra, así que todas están pegadas con velcro, junto con una variedad de objetivos y flashes, etc. A veces hay que dar tres vueltas a la cabeza para encontrar la cámara que buscas.

Otra cosa muy a la vista son los repuestos, cajas de comida, bolsas con ropa, etc. Esto no porque lo usemos todos los días, sino porque no hay sitio en los armarios. La estación no ha terminado de construirse, y por eso no hay sitio suficiente para guardar las cosas hasta que no estén acoplados todos sus módulos previstos.

Una de las cosas que uso con más frecuencia es una libreta donde voy anotando los resultados de los experimentos. La llevo a todas partes, anoto las horas exactas a las que he cambiado las muestras de un sitio a otro, los resultados de los ensayos, notas variadas que puedan surgir, etc. Esta libreta ha de volver con todos estos datos para que los científicos puedan reconstruir exactamente cómo ha pasado todo. Me ha traído la libretita por la calle de la amargura los primeros días.

Claro, yo le puse un buen pedazo de velcro para que no saliera volando. Pero al terminar el día, si no estaba donde la buscaba a la primera, me costaba muchísimo encontrarla. Ahora ya me he acostumbrado a dejarla en uno de tres sitios diferentes, pero al principio era un agobio porque no sabía si la había dejado en otro sitio o si se había desprendido del velcro y estaba flotando por ahí, en cualquier rincón.

Una vez, doblando el recodo famoso, llevaba mi libreta junto a otros libros y otras cosas en las manos y al llegar al sitio de trabajo no lo tenía. Sabía que tenía que ser el pequeño golpecito que había pegado al pasar la esquina, y volví inmediatamente. Ni rastro. Después de unos frenéticos minutos, que luego pagué caro al final del día en retrasos, la encontré en un rinconcito muy escondido del adaptador de las cuatro escotillas. Menos mal.

Se me ha olvidado mencionar un factor importante para perder cosas: las corrientes de aire. Como todo flota, y como el aire se renueva y limpia por medio de ventiladores y filtros, cualquier cosa que salga volando tiende a seguir la dirección de la corriente de aire. En realidad, las corrientes ayudan más que molestan, contrariamente a lo que pudiera pensarse. Si se te ha perdido algo pequeño, no hay más que esperar unas horas y sabes a dónde va a ir a parar: al filtro donde entra el aire en el sistema de circulación. Ya tenemos costumbre de mirar de vez en cuando ahí: se encuentra de todo.

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