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Vuelos Tripulados
El Plan de Bush

19 de Enero de 2004.

Foto: NASASi es respaldado por el Congreso, que es el órgano que finalmente debe autorizar el inicio del programa y aportar el dinero necesario para ello, la NASA cambiará sustancialmente en los próximos años, a medida que flexiona sus músculos para poder dar respuesta al ambicioso plan de George Bush de regresar a la Luna y visitar Marte.

El Presidente norteamericano confirmó buena parte de los rumores y filtraciones que se habían desarrollado los días previos a su discurso, el 14 de enero, en las instalaciones de la NASA en Washington. Recibido por unas palabras de bienvenida pronunciadas desde la órbita por el astronauta Mike Foale, y aplaudido por personalidades de la NASA (incluyendo varios astronautas), congresistas y senadores, Bush desveló el cambio de rumbo que cree debe realizar su país en el ámbito de la exploración humana del espacio.

Después de enumerar algunos de los logros científicos y tecnológicos conseguidos durante los últimos años, afirmó que, a pesar de todo, los hombres siguen anclados en la órbita terrestre, a distancias relativamente cortas del planeta.

Por eso, parece llegado el momento de poner en marcha un nuevo plan que permita extender la presencia humana a través del Sistema Solar, en la Luna, Marte, y más allá. Sin embargo, no se tratará de un programa marcado por las urgencias, como ocurrió en los años 60, sino uno que utilizará los recursos y el personal existentes, para avanzar de forma lenta pero segura, paso a paso.

Los Estados Unidos tienen un compromiso con otras 15 naciones que participan en la construcción de la estación espacial. Por eso, el primer objetivo será completar su ensamblaje en órbita hacia 2010. Sin embargo, los americanos centrarán sus tareas científicas a bordo en la resolución de los problemas médicos que supone enviar astronautas a otros planetas. El 2010 será también el momento de la definitiva retirada de los transbordadores. Su participación durante la construcción del complejo internacional es obligatoria, pero con posterioridad, la logística y el transporte de astronautas quedarán en manos de rusos, europeos y japoneses.

Para sustituir a los transbordadores no tendremos un nuevo sistema reutilizable alado, sino un vehículo multimisión que podrá servir como enlace con la estación o para volar hacia la Luna y Marte. El llamado CEV (Crew Exploration Vehicle) empezará a diseñarse de inmediato y sus primeros vuelos de prueba, sin ocupantes, se producirán en 2008. En 2014, una tripulación se embarcará por primera vez en uno de estos ingenios. Entre 2010 y 2014, por tanto, los Estados Unidos carecerán de sistema tripulado alguno, y dependerán de sus colegas de otros países, especialmente Rusia, para poder acceder a la ISS.

Los americanos no se plantean por el momento continuar financiando el programa de la estación espacial internacional más allá de 2016, aunque ésta siga operativa, ya que todos sus recursos estarán dirigidos hacia la Luna. En efecto, después del envío de varias sondas automáticas para investigar su entorno a partir de 2008, el primer CEV lunar podría volar en 2015. Con una infraestructura parecida, desarrollada para demostrar que los equipos están listos, los CEV podrían dirigirse hacia Marte durante la década siguiente. La presencia prolongada en la Luna servirá para reducir los costos del viaje marciano. Sus instalaciones permitirán ensamblar y reaprovisionar las naves que vayan hacia Marte.

El programa se pone en marcha como una iniciativa americana. Otros países serán invitados a participar, pero su presencia no será esencial. El mayor interrogante radica en si la NASA dispondrá del dinero adecuado para llevar a cabo este mandato presidencial. Y la respuesta no puede ser más ambigua: sí, si los costes son los que se esperan.

El presupuesto de la NASA cambiará durante los próximos 5 años. El previsto para este período ya es de 86.000 millones de dólares. Para el nuevo programa se necesitan en esta fase 11.000 millones, y Bush quiere que la mayor parte se saquen del propio presupuesto ya aprobado. En primer lugar, se aumentará éste en un 5 por ciento durante los próximos tres años, y en un 1 por ciento los siguientes dos (esto implicará unos mil millones de dólares más por encima de lo previsto hasta ahora). A continuación, con la desaparición de los transbordadores espaciales, el dinero dedicado a su operación estará ya disponible para el sistema CEV.

Parece claro que la NASA no recibirá fondos ni siquiera para compensar la inflación. Sus programas serán reevaluados para que la mayor parte de los recursos queden enfocados hacia los nuevos objetivos. Es decir, difícilmente podrá haber misiones científicas hacia Plutón o Júpiter, por ejemplo, ya que su dinero será necesario para construir sondas lunares y marcianas.

Bush formará una comisión encabezada por Pete Aldridge, militar que estuvo a punto de volar en los transbordadores, para determinar durante los próximos meses cómo llevar a cabo la transición.

Mientras tanto, la NASA ya ha empezado a hacer cambios en su estructura de mando. Además, se ha creado la Office of Exploration Systems para identificar prioridades y desarrollar sistemas de exploración y tecnologías afines.

Europa, Rusia y otros países han respondido positivamente a las nuevas propuestas, pero también se han manifestado con prudencia, ya que las futuras acciones afectarán a su participación en programas ya en marcha, como la estación espacial.

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