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Exploración de Marte
Informe Spirit
19
de Enero de 2004.
 El
centro de control de la misión Spirit rebosó emoción cuando el vehículo,
después de muchos días de cuidadosa planificación, pisó por fin el suelo
marciano y fotografió a su plataforma de descenso. El robot ya trabaja
en la superficie de Marte, en el que se espera sea un largo período de
exploración científica.
Los geólogos que trabajan en el programa tenían muchas ganas de ver a su
retoño moverse. A pesar de las múltiples imágenes enviadas desde su
posición estática inicial, la naturaleza del cráter Gusev, su zona de
aterrizaje, no quedará clara hasta que el brazo robótico del Spirit
empiece a analizar rocas y suelo. Parece que Gusev tuvo hace mucho
tiempo un lago, pero quieren estar seguros. Su aspecto es parecido al de
algunos parajes terrestres, aunque éstos no siempre fueron formados por
los mismos procesos.
Antes de descender definitivamente al suelo, el robot finalizó la
transmisión del enorme panorama en color que muestra los alrededores de
la zona de aterrizaje. El panorama, que muestra un recorrido de 360
grados, es muy importante porque ofrece a los responsables de la misión
las pistas necesarias sobre hacia dónde dirigir su vehículo, y también
para situar de forma precisa dónde se encuentran, algo que ayuda a
determinar las distancias a las que se hallan ciertas estructuras que
puede valer la pena visitar u observar. El citado panorama fue
construido con un mosaico de 225 imágenes individuales (75 por 3), cuyo
color fue obtenido a través de tres filtros diferentes.
El próximo paso sería orientar el robot hacia la rampa elegida para el
descenso. Este procedimiento había sido ensayado en innumerables
ocasiones con una reproducción mecánica del Spirit, en la Tierra, para
asegurar que ningún obstáculo o problema podía interponerse en la
maniobra. Antes, fue necesario cortar el último cable umbilical que
conectaba el vehículo con su plataforma de aterrizaje, gracias a una
guillotina pirotécnica que funcionó perfectamente.
El giro, de unos 115 grados en el sentido de las agujas del reloj, debía
desarrollarse en tres fases, a lo largo de dos días. La primera fase se
completó el día 13, y supuso retroceder 25 cm, girar las ruedas y
moverse 45 grados.
Durante la conferencia de prensa posterior, se explicó la maniobra y se
expusieron los planes inmediatos de exploración. El plan consistía en
avanzar hacia un pequeño cráter (a 250 metros de distancia) y después
continuar en dirección a varias colinas más o menos cercanas (3 km). El
citado cráter tiene unos 200 metros de ancho y el impacto que lo produjo
debió lanzar algunas rocas hacia los alrededores. El Spirit espera poder
analizar algunas de ellas, porque proceden del subsuelo marciano. En
cuanto a las colinas, su distancia, aunque próxima en términos
terrestres, es cinco veces mayor que la prevista durante la vida útil
mínima del robot, de modo que no es seguro que pueda alcanzarlas.
Los ingenieros explicaron asimismo que las nuevas imágenes estaban
permitiendo situar con mayor precisión el punto de aterrizaje de la
Spirit. La sonda se paró a unos 250 o 300 metros al sudeste del lugar en
el que impactó por primera vez, protegida por los airbags. A apenas unos
segundos del contacto, los cohetes transversales fueron capaces de
reducir la velocidad horizontal, disminuyendo la distancia que
recorrería. Según la telemetría, además, la nave cortó el cable que la
unía con su sistema de paracaídas a tan sólo 8,5 metros de altitud,
mucho menos de lo previsto. El primer rebote la llevó a 8,4 metros de
altura, para continuar rebotando 27 veces más hasta detenerse. Esta
información es importante porque permitirá efectuar ajustes en la
secuencia de aterrizaje de la Opportunity, cuya llegada al planeta está
prevista para el día 25.
Las siguientes dos fases de giro sobre la plataforma de descenso también
se desarrollaron perfectamente. Después, se ordenó al vehículo avanzar
unos 3 metros, lo suficiente para que las seis ruedas pisaran el suelo
marciano. Se le programó también para buscar el Sol y mantener su antena
de alta ganancia en dirección a la Tierra. El día 16, intentaría mirar
hacia arriba con sus cámaras, para fotografiar la atmósfera durante el
paso de la sonda europea Mars Express, que a su vez usaría sus
instrumentos para mirar hacia abajo. Las observaciones conjuntas
ayudarán a determinar la dinámica de la atmósfera.
El centro de control del Jet Propulsion Laboratory en Pasadena,
California, estaba abarrotado cuando llegó el momento de esperar la
señal de la Spirit, la confirmación de que había encontrado la Tierra y
que había descendido a la superficie como se esperaba. En efecto, el
robot había recorrido 3 metros en 78 segundos, y había empezado a tomar
imágenes. Quedó situado a unos 80 cm de la rampa que utilizó para bajar.
Eran las 08:41 UTC del 15 de enero.
Las primeras imágenes que se recibieron en la Tierra mostraban la
plataforma de aterrizaje ya vacía, pista suficiente para que el júbilo
estallara en la sala de control. Podían apreciarse también las huellas
producidas por las ruedas en el polvoriento suelo marciano. Hubo muchas
lágrimas y agradecimientos durante la rueda de prensa. El Spirit estaba
por fin listo para trabajar en serio.
Su primera tarea, realizada al día siguiente, sería mover su brazo
robótico y examinar el suelo con un microscopio unido a él, uno de los
cuatro instrumentos con los que está equipado éste. El microscopio puede
mostrar detalles tan pequeños como el grosor de un cabello humano. Las
imágenes mostraron diminutas partículas, muchas de ellas unidas entre
sí. Antes de dirigirse a una roca cercana, el Spirit examinará la misma
zona del suelo con sus espectrómetros, para analizar su composición
química, y así tener elementos de comparación con lo que encuentre.
Mientras, su hermano gemelo, el robot Opportunity, se halla a menos de
una semana del aterrizaje. El 16 de enero, su etapa de crucero ajustó su
trayectoria durante 25 segundos, para preparar la ruta de descenso que
lo llevará hasta la región llamada Meridiani Planum.
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