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Informe ISS
12 de Noviembre de 2001.
 Culbertson y Dezhurov tienen previsto realizar hoy el tercer paseo espacial de la actual expedición de larga duración. Durante esta oportunidad, completarán las conexiones entre el nuevo módulo Pirs y el resto de la estación, además de inspeccionar una sección de un panel solar del módulo Zvezda, que no se abrió tras su lanzamiento.
En esta ocasión, será Tyurin quien permanezca en el interior del complejo mientras sus compañeros evolucionan en el exterior. Como los dos anteriores, el paseo extravehicular se iniciará desde el Pirs, la esclusa rusa para este tipo de tareas.
Será uno de los últimos trabajos importantes que lleven a cabo los tres cosmonautas de la ISS. Se aproxima la fecha del despegue del transbordador Endeavour (STS-108), que traerá a la expedición que los reemplazará, llevándolos después de regreso a casa. La cuarta tripulación de larga duración estará compuesta por el comandante ruso Yury Onufrienko y los ingenieros de vuelo estadounidenses Carl Walz y Dan Bursch.
El Endeavour traerá también el módulo logístico Raffaello, cargado con equipos y suministros para la ISS. Durante la misión, dos astronautas americanos realizarán un paseo espacial para colocar mantas térmicas alrededor de los mecanismos de la estructura P6 que permiten la rotación de los gigantescos paneles solares. En el pasado, se han detectado picos de voltaje que los ingenieros creen serán resueltos con esta protección adicional.
Esta semana pasada, los astronautas de la ISS han estado preparando los trajes espaciales que utilizarán durante la salida extravehicular (ver imagen), pero también han llevado a cabo la acostumbrada batería de experimentos científicos, labor que reanudaron tras el regreso a la Tierra de la reciente expedición visitante. Entre los experimentos en marcha destacan las mediciones del entorno de radiación a bordo de la propia ISS y el crecimiento de cristales para ayudar a los investigadores a diseñar mejores medicamentos para luchar contra enfermedades como la diabetes.
En la Tierra, Rusia está siguiendo muy de cerca las decisiones que podría tomar el Congreso estadounidense sobre el futuro de la ISS. Si el sobrecoste acaba implicando una reducción definitiva del número de elementos que la NASA pueda aportar al complejo, Rusia se considera legitimada para examinar los acuerdos bilaterales entre ambos países y que delimitaban las aportaciones de ambas partes. Por supuesto, Rusia tiene sus propios problemas para cumplir con lo pactado, de modo que tendría la oportunidad de renegociar con la NASA. Sin embargo, lo más preocupante es que a partir del año que viene, la tripulación de la estación debía duplicarse a 7 personas, de las cuales tres debían ser rusas, tres americanas y una japonesa, europea o canadiense. Sin el vehículo de rescate CRV ni el módulo habitación, no es posible aumentar el número de ocupantes de la ISS, lo que impedirá especialmente la llegada de astronautas que no sean rusos ni americanos. Una revisión de los acuerdos, en los que Rusia pudiera aportar, comercialmente, una segunda nave de emergencia Soyuz e incluso espacio en algún módulo adicional controlado por manos privadas, podría hacerse realidad en un futuro próximo. De hecho, Rusia sólo está obligada a aportar la actual nave de emergencia Soyuz hasta enero de 2005. A partir de ese momento, estaba prevista la disponibilidad del CRV. Si ello no va a ser posible o si además debiera ampliarse la dotación de cápsulas unidas a la estación, tendría que iniciarse cuanto antes una negociación que permita modificar los calendarios y los planes de construcción de tales vehículos. De lo contrario, podría darse la circunstancia de que sólo Rusia pudiera enviar a sus cosmonautas para misiones de larga duración.
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