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Espacial
Informe ISS/STS-116
8
de Enero de 2007.
Con
el Discovery en tierra y los tres tripulantes de la estación plenamente
acostumbrados de nuevo a la vida en solitario, se inicia un nuevo año
que nos traerá numerosas e importantes novedades en el marco del
complejo internacional.
Para que ello sea posible ha sido muy importante la labor de la
tripulación del Discovery, que dejó a la estación a punto para las
nuevas adiciones que se esperan. En efecto, antes de su regreso, fue
necesario efectuar una cuarta salida extravehicular para resolver el
problema del panel solar que no quería plegarse del todo.
Fue sin duda un trabajo en equipo, en el que la improvisación también
tuvo su importancia. Bob Curbeam y Christer Fuglesang salieron al
exterior abriendo la escotilla a las 18:59 UTC del 18 de diciembre.
Pasaron 6 horas y 38 minutos fuera de la estación, pero cumplieron todos
los objetivos previstos para esta inesperada EVA, ideada para plegar los
últimos 11 segmentos de uno de los dos paneles solares P6 (4B).
Con la ayuda de Sunita Williams y de Joan Higginbotham, quienes
gobernaron el brazo robótico Canadarm-2 para trasladar y situar de forma
precisa a sus compañeros, Curbeam y Fuglesang batallaron para lograr lo
que no se había conseguido durante los días anteriores. Equipados con
diversas herramientas, comprobaron rápidamente la existencia de un cable
enredado que estaba evitando el plegado automático del panel.
Colocándolo bien, los segmentos quedaron por fin bien alineados. Con
precaución se plegó el primero, pero se apreció enseguida otra
obstrucción en el camino, que costó de eliminar. A continuación,
combinando pequeñas sacudidas, paradas y tirones, se fueron plegando,
uno a uno los restantes segmentos. A las 00:34 UTC del 19 de diciembre,
el panel solar completo, dentro de su caja, era por fin encerrado a la
espera de su traslado.
Los astronautas también tomaron fotografías del otro panel, que tendrá
que cerrarse en marzo, recogiendo mucha información que será crucial
para los astronautas que se ocupen de ello. La última tarea fue asegurar
mejor una capa de aislante que fue instalada en el Canadarm-2 días
antes. Finalmente, los dos astronautas se dirigieron al interior del
módulo Quest y cerraron la escotilla a las 01:35 UTC.
Curbeam se ha convertido en el astronauta que más paseos espaciales ha
realizado durante una única misión de la lanzadera, cuatro, totalizando
siete en su trabajo de apoyo a la construcción de la estación (45 horas
y 34 minutos en el exterior). Durante la misión STS-116, se han
acumulado 25 horas y 45 minutos de actividad extravehicular.
Tras ocho días de trabajo conjunto, los 10 astronautas finalizaron las
actividades de transferencia de equipos y materiales entre los dos
vehículos. Hacia las 19:00 UTC del 20 de diciembre, se celebró una breve
ceremonia de despedida, seguida por numerosos abrazos y buenos deseos
para todos. Durante los parlamentos, Thomas Reiter fue nombrado miembro
honorario del grupo de astronautas de la NASA.
Después, Tyurin y López-Alegría hicieron sonar la campana en señal de
despedida, mientras los tripulantes del Discovery entraban en su nave y
se preparaban para la partida. Por primera vez en más de una semana,
Tyurin y López-Alegría quedaban de nuevo solos, esta vez con Sunita
Williams como nuevo miembro de la expedición 14.
El transbordador se separó de la estación a las 22:10 UTC (para un total
de 7 días, 23 horas y 58 minutos de actividades conjuntas), y su
comandante aún envió un último mensaje a sus compañeros, mientras
efectuaba con su nave un medio giro alrededor del complejo. Los
astronautas aprovecharon dicho giro para fotografiarlo y documentar así
desde la distancia el aspecto actual de la ISS, después de las últimas
tareas llevadas a cabo en el sistema de provisión energética.
El Discovery se hallaba ahora en una órbita provisional que
paulatinamente lo llevaría hasta la posición adecuada para la reentrada
y el aterrizaje en la zona preferente, en el centro espacial Kennedy.
Sin embargo, no estaba claro que el tiempo meteorológico quisiera
cooperar.
La principal tarea de la tripulación del Discovery durante las horas
posteriores a la salida desde la estación internacional fue la revisión
de su escudo térmico, y el lanzamiento de varios pequeños satélites
artificiales.
El brazo robótico del transbordador, unido a la pértiga articulada OBSS
(Orbiter Boom Sensor System) y controlado por Mark Polansky, Bill
Oefelein y Nicholas Patrick, hizo un repaso completo de los bordes de
las alas, del morro, de la zona inferior del vehículo y de otras zonas
que, en caso de daños, podrían poner en peligro la reentrada
atmosférica. Las observaciones duraron unas seis horas y finalizaron a
las 22:22 UTC del 20 de diciembre. La información e imágenes obtenidas
fueron enviadas a la Tierra, donde serían analizadas durante la noche.
Mientras sus compañeros trabajaban en esta importante tarea, Bob
Curbeam, Joan Higginbotham, Christer Fuglesang y Thomas Reiter se
dedicaron a empaquetar equipos, preparando el regreso a la Tierra
previsto para el viernes.
A las 00:19 UTC del 21 de diciembre, los astronautas desplegaron los dos
primeros satélites almacenados en la bodega del transbordador. Se trata
de vehículos del tamaño de una taza de café, es decir, picosatélites
experimentales, desarrollados para ser desplegados en el espacio y
efectuar observaciones de otras naves. Su nombre es MEPSI
(Micro-Electromechanical System-Based PICOSAT Inspector) y pertenecen al
Departamento de Defensa estadounidense. Llamados conjuntamente MEPSI-2,
se encuentran unidos entre sí por un cable de 15 metros de largo. Son
cubos de 10 cm de lado, totalizando 3,5 kg. Algún día, estos vehículos
podrán utilizarse para examinar de cerca los daños que otro satélite
pueda haber sufrido. En esta misión, ensayarán su pequeñísima cámara y
sus giroscopios.
Otros dos satélites, el RAFT-1 (Radar Fence Transponder) y el NMARS
fueron desplegados a la 01:56 UTC. Son propiedad de la US Naval Academy
y pesan entre 3 y 4 kg cada uno (picosatélites). Fueron desarrollados
por estudiantes, para pruebas de tecnología.
Con la confirmación de que la superficie del sistema térmico del
Discovery se hallaba en buenas condiciones, la NASA dio luz verde al
aterrizaje del transbordador. Su tripulación revisó las superficies de
control aerodinámico, y ensayó el uso de los motores de maniobra.
Además, el comandante y el piloto de la misión practicaron el aterrizaje
en un pequeño ordenador portátil, además de probar los sistemas de
comunicaciones.
A las 18:22 UTC del 21 de diciembre, la tripulación liberaba el último
satélite que transportaba a bordo, el ANDE (Atmospheric Neutral Density
Experiment), pensado para medir la densidad y composición atmosféricas.
El ANDE está compuesto en realidad por dos picosatélites esféricos (FCAL
y MAA), que con su información permitirán predecir mejor los movimientos
de los objetos en órbita. Los radares militares americanos pueden seguir
las órbitas de estos satélites.
Los astronautas también hablaron con la prensa y con estudiantes,
dedicando el resto del tiempo a asegurar los equipos para el aterrizaje.
En la Tierra, la NASA activó tanto la pista del centro espacial Kennedy
como la de la base de la Fuerza Aérea en Edwards. Asimismo, se hizo lo
propio con la de White Sands, que no se emplea desde 1982. La razón es
que se pronosticaban lluvia y nubes bajas en Florida, y seguramente
fuertes vientos en California. La agencia quería posar al Discovery el
viernes, de modo que White Sands, en New Mexico, podría adoptar un papel
relevante.
Los controladores prepararon un plan de prioridades por el cual se
prestaría atención primero a la primera oportunidad de aterrizaje en
Florida (20:56 UTC), después a las segundas oportunidades en Florida y
California, y finalmente, a las terceras oportunidades en California y
New Mexico. Si no fuera posible un aterrizaje el viernes, éste quedaría
pospuesto para el sábado 23.
El último día en el espacio para los tripulantes sería tenso, pendientes
de la información procedente de la Tierra que indicaría cuál de los tres
centros de aterrizaje sería el utilizado. El tiempo en los dos primeros
no era bueno, y todo parecía indicar que la nave debería posarse
finalmente en White Sands. Efectivamente, la primera oportunidad de
aterrizaje en Florida tuvo que ser descartada. Pero luego, el tiempo
mejoró ostensiblemente. Los meteorólogos pronosticaron que un frente de
lluvias acabaría disipándose antes de la llegada del Discovery. De este
modo, la dirección del programa dio luz verde a la secuencia de
reentrada y transmitió las coordenadas a los astronautas.
Se cerró la bodega del transbordador, se orientó el vehículo para el
frenado y se accionaron los motores para reducir la velocidad orbital y
provocar el descenso hacia la atmósfera. Convenientemente orientado para
resistir el rozamiento atmosférico, el Discovery cruzó el cielo y empezó
a planear hacia su destino.
A las 22:32 UTC, tocaba sin problemas la pista 15 de la Shuttle Landing
Facility, en Florida. De día, pero cerca del crepúsculo, la astronave se
detuvo finalmente tras 52 segundos de frenado, dando por finalizada una
misión que ha durado 12 días, 20 horas y 44 minutos. Es la 63ª vez que
un transbordador aterriza en el Kennedy SC.
La tripulación descendió del vehículo unos minutos más tarde. El
personal médico prestó especial atención a Thomas Reiter, el alemán que
se había pasado los últimos 6 meses en el espacio. Más tarde se
celebraría una ceremonia de bienvenida.
El regreso del Discovery marcaba el final de la misión STS-116 de la
NASA, durante la cual se añadió un nuevo segmento (P5) a la estructura
de la ISS y se suministraron bienes y equipos. Para la ESA, el regreso
del Discovery marca también la conclusión de dos misiones tripuladas: la
Astrolab con Thomas Reiter y la Celsius con Christer Fuglesang.
Tras el aterrizaje los astronautas se sometieron a una revisión médica
como parte de los experimentos científicos en los que participaron. La
tripulación regresó el sábado al Centro Espacial Johnson de Houston,
Texas, para presentar sus informes. Toda la tripulación estaba feliz
porque podría pasar las festividades de Navidad y cambio de año en la
Tierra.
También los astronautas de la estación espacial internacional
disfrutaron de algunas horas libres durante las festividades de Navidad
y Año Nuevo. Los tres ocupantes del complejo permanecieron muy ocupados
desempaquetando, inventariando y guardando las más de dos toneladas de
equipos y suministros traídos por el Discovery. El día de Navidad, sin
embargo, lo tuvieron libre, si exceptuamos el mantenimiento mínimo de la
estación y el período de ejercicio obligatorio para mantener el tono
físico (más de 2 horas diarias). Durante la festividad, disfrutaron de
una comida especial, abrieron regalos y pudieron conversar con sus
familias durante unos minutos.
Mientras que López-Alegría y Tyurin habían superado ya sus primeros 100
días en órbita, su nueva compañera Sunita Williams aún se encontraba en
el período de aclimatación tras llegar a la ISS a bordo del Discovery
para reemplazar a Reiter. La NASA reservó una hora diaria durante dos
semanas para Williams, que así tendría tiempo para familiarizarse con su
nuevo entorno y adaptarse a sus nuevas responsabilidades.
Tras la partida de los compañeros del Discovery, se reanudaron numerosos
experimentos científicos, incluyendo medidas médicas para estudiar el
funcionamiento del corazón en vuelos de larga duración, análisis de
nutrición, mediciones de rayos cósmicos, trabajos sobre crecimiento de
plantas en ingravidez, examen de muestras sanguíneas para ver los
cambios experimentados, etc.
Tras la festividad de Navidad, los astronautas de la estación espacial
internacional también celebraron el Nuevo Año, sin descuidar ni por un
momento su apretada agenda de trabajo, que incluyó preparar el sistema
de generación de oxígeno estadounidense, mejorar los niveles de ruido
ambientales y desempaquetar más suministros traídos por el
transbordador.
Suni Williams y Michael López-Alegría dedicaron varios días a instalar
el kit de activación del sistema de generación de oxígeno, situado en el
módulo Destiny. Las piezas se hallan a bordo desde julio de 2006. Con el
nuevo generador se ampliará la capacidad de producción de oxígeno del
complejo, necesaria cuando trabajen seis personas en la ISS, dentro de
algún tiempo. También se aumenta la flexibilidad en la generación,
cuando el equipo ruso que normalmente se ocupa de esta tarea tenga que
ser revisado y ésta se interrumpa. Por el momento, Sunita y su
comandante instalaron una válvula de descarga para el hidrógeno, y
numerosos cables y tuberías para energía, datos y fluidos. El sistema se
pondrá en marcha en pruebas dentro de unos meses.
Por su parte, Mikhail Tyurin trabajó en el segmento ruso de la estación,
donde mejoró la amortiguación del ruido producido por el sistema de
ventilación. Se colocaron ventiladores nuevos, aislantes para reducir
vibraciones y tuberías con pantallas acústicas que reducen el ruido que
crean.
Los astronautas, que también han dedicado algunos minutos a charlar con
estudiantes en la Tierra, han continuado desempaquetando los suministros
traídos por la misión STS-116, catalogándolos y guardándolos en su sitio
hasta que sean requeridos. Tampoco han faltado experimentos, como el
TRAC (Test of Reaction and Adaptation Capabilities), patrocinado por
investigadores estadounidenses, canadienses y alemanes, y que estudiará
la coordinación de los ojos y las manos de los astronautas en
ingravidez, gobernados por el cerebro. Por último, completaron un
experimento biológico para analizar el impacto sobre el crecimiento de
las raíces de las plantas bajo varios niveles de luz y gravedad. Se
tomaron imágenes de las muestras en el European Modular Cultivation
System, que fueron transmitidas a la Tierra. Las muestras propiamente
dichas han sido almacenadas en un congelador para su conservación hasta
su retorno a casa.
La NASA ha dado a conocer el calendario de vuelos de los transbordadores
espaciales durante 2007. La primera conclusión es que se han retrasado
un par de misiones, lo que deja sólo cuatro para este año.
El próximo movimiento importante en la estación será la partida de la
nave de carga Progress M-57 (22P), prevista para el 17 de enero. Al día
siguiente se lanzará su sucesora, la M-59 (24P). Para febrero están
previstas cuatro actividades extravehiculares desde el segmento
estadounidense, la última de ellas dedicada a desmontar la antena del
sistema Kurs de la cosmonave Progress M-58, que no se ha plegado de
forma automática. Su actual contacto con el casco del módulo Zvezda
podría ocasionar daños cuando el vehículo sea desenganchado en abril.
Antes, el 16 de marzo, despegará desde la Tierra la próxima misión de la
lanzadera (STS-117/13A), transportando otro grupo de paneles solares
(S3/S4).
El 9 de abril partirá desde Baikonur la cápsula Soyuz TMA-10 (14S), y el
12 de mayo la cosmonave Progress M-60 (25P). La siguiente misión de la
lanzadera se iniciará el 28 de junio, protagonizada por el Endeavour
(STS-118, 13A.1) y con el segmento S5 a bordo. El 25 de julio se
producirá el lanzamiento inaugural del sistema de carga europeo ATV, con
el vuelo del Jules Verne. La Progress M-61 (26P) traerá más suministros
tras su despegue el 3 de septiembre. El 7 de septiembre, el Atlantis
(STS-120, 10A) regresará a la estación, cargado con el Nodo 2. El 6 de
octubre, una nueva Soyuz (TMA-11, 15S) partirá para sustituir a su
antecesora. La última misión del año de los transbordadores volará el 5
de noviembre. El Discovery (STS-122, 1E) llevará a bordo, por fin, al
módulo europeo Columbus. Por último, la Progress M-62 (27P), será
lanzada el 15 de noviembre con más suministros para el complejo.
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