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Informe ISS
5 de
Mayo de 2003.
 La
misión de larga duración número 6 ha finalizado por fin, aunque no sin
cierta angustia final. Los astronautas Ken Bowersox, Nikolai Budarin y
Don Pettit se posaron en las estepas de Kazajstán, si bien un error de
navegación situó la cápsula de descenso a más de 400 km del punto
previsto, lo que dificultó su hallazgo y propagó la preocupación.
Los tres hombres habían pasado la última semana ayudando a los recién
llegados a la estación espacial internacional, Yuri Malenchenko y Ed Lu,
miembros de la séptima expedición de larga duración.
Entre otras actividades, Malenchenko participó junto a Budarin y
Bowersox en una sesión de entrenamiento para pulir la técnica de
descenso y aterrizaje que deberían emplear estos últimos unos días más
tarde. Al mismo tiempo, tanto Malenchenko como Lu continuaron
familiarizándose con su nuevo entorno, asistidos en todo momento por
Pettit. La ISS sería su hogar durante los próximos meses, hasta la
llegada en octubre del próximo relevo.
El proceso de aclimatación se complicó un poco debido a un fallo en un
ordenador que paralizó el servidor de archivos. El viernes 2 de mayo,
todo había vuelto a la normalidad. La Expedición número 7 también tuvo
que familiarizarse con el brazo robótico Canadarm-2 y con diversos
sistemas de los módulos Destiny y Zvezda. A pesar de su entrenamiento en
tierra, una vez en órbita las cosas pueden resultar algo diferentes
debido a las modificaciones que se practican en los equipos con el paso
del tiempo.
Paralelamente, la expedición número 6 empaquetó sus pertenencias (lo más
indispensable) en su nave de descenso, la Soyuz TMA-1. Finalmente, las
dos tripulaciones se transfirieron el mando del complejo y se
despidieron. Lu y Malenchenko tardarán medio año en volver a ver una
cara humana distinta a la suya.
Después de cinco meses y medio en el espacio, Bowersox, Budarin y Pettit
penetraron en su cápsula, cerraron las escotillas y se separaron de la
estación internacional (22:43 UTC, 3 de mayo), iniciando su regreso a
casa. El motor de frenado actuó durante 4 minutos y 18 segundos.
Nunca anteriormente se había utilizado esta versión de la veterana Soyuz
para un aterrizaje. Además, nunca antes dos astronautas de la NASA
habían vuelto a la Tierra en un vehículo ruso. La maniobra, aunque
culminada exitosamente, no se llevó a cabo de la forma esperada.
A las 02:07 UTC del 4 de mayo, la TMA-1 se posaba en Kazajstán, aunque
lejos de donde se encontraban las fuerzas de rescate. El personal esperó
en vano la presencia de la nave, haciendo temer la existencia algún
problema durante el descenso, si bien se tenía constancia telemétrica
del aterrizaje. Después de tres horas de angustiosa búsqueda, los
helicópteros y aviones que rastreaban la región informaron de la
localización del vehículo, a unos 460 km al oeste y un poco al sur del
punto previsto. Ello implica una reentrada no óptima, balística (y por
tanto incontrolada), con un índice de desaceleración mucho más alto de
lo que es habitual. Sin duda, una opción nada recomendable para una
tripulación que ha permanecido casi seis meses en ingravidez.
Cuando el avión de rastreo encontró la cápsula, los astronautas ya
estaban fuera de ella y saludaban a las fuerzas de rescate. La llegada
de los helicópteros tardó más, ya que tuvieron que repostar. Una vez en
contacto con la tripulación, se practicaron las primeras revisiones
físicas. Aunque aún se carece de datos concretos, parece que Pettit
sufrió algún tipo de contusión en un hombro durante el descenso,
experimentado bajo desaceleraciones de 6 a 9 Gs, frente a los habituales
4 ó 5 Gs.
Tampoco se sabe aún qué produjo el error de navegación que desencadenó
el accidentado aterrizaje. Las primeras noticias hablan de un fallo en
el ordenador de a bordo, y también de la no activación, por parte del
americano Bowersox, que actuaba como ingeniero de vuelo, de los mandos
adecuados. Sea cual sea el problema, deberá ser completamente
comprendido antes de que la actual tripulación de la ISS vuelva a la
Tierra a bordo de la Soyuz TMA-2.
Los astronautas americanos pasarán varios días en Moscú, bajo
observación, antes de regresar a los Estados Unidos.
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