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Ciencia Espacial
Visita al Cometa Wild-2
5
de Enero de 2004.
Gracias
a las imágenes obtenidas por la sonda Stardust, la Humanidad tiene ahora
las fotografías más claras del núcleo de un cometa conseguidas hasta la
fecha. Después de casi 5 años de viaje, la nave sobrevoló su objetivo
con total precisión, no sólo capturando instantáneas del cuerpo, sino
también valiosas muestras del polvo que emite y que serán enviadas a la
Tierra para su análisis.
Como bien saben los europeos, que ya experimentaron una sensación
parecida durante la exploración del cometa Halley realizada por la
pequeña Giotto, no es fácil visitar a uno de estos objetos celestes. A
pesar de todo, la Stardust lo hizo a 21.960 km/h y a tan sólo 240 km de
su núcleo, ofreciéndonos un panorama sorprendente.
Los científicos del Jet Propulsion Laboratory, uno de los centros
asociados a la NASA, están eufóricos porque todo salió a la perfección.
Se obtuvieron las muestras esperadas, la nave sobrevivió, y además se
consiguieron imágenes mejores que las que podían imaginarse. Pero a la
sonda le queda aún una importante tarea que cumplir: llevar su carga
hasta nuestro planeta y entregarla de forma segura, el 15 de enero de
2006, cuando una pequeña cápsula intentará aterrizar suavemente en Utah.
Las muestras de partículas microscópicas, procedentes de la superficie
del cometa, y por tanto pertenecientes al lejano período de formación
del Sistema Solar, serán analizadas en el Johnson Space Center de
Houston. Entre ellas habrá asimismo muestras de polvo interestelar, que
la Stardust ha estado capturando gracias a su trampa de aerogel durante
su vuelo de cinco años hacia el cometa. En este tiempo, el vehículo ha
recorrido 2.330 millones de kilómetros (fue lanzada el 7 de febrero de
1999).
La fase más crucial de la misión, el sobrevuelo propiamente dicho del
cometa, no estuvo exento de peligros. Los controladores en la Tierra
ordenaron su reorientación para protegerse del auténtico bombardeo de
partículas emitidas por el cuerpo celeste. Una serie de escudos de
“Whipple” ayudaron a resistir la embestida de la lluvia, que habría
arrancado de su posición a un hipotético viajero humano que hubiera
viajado sentado sobre la sonda. La velocidad relativa de las partículas
era de unos 6,1 km/s.
Los ingenieros supieron de inmediato que todo había ido bien porque
transcurrió el momento de máxima aproximación (19:44 UTC del 2 de enero)
sin que se perdiera el contacto con el vehículo. Antes y después, la
cámara de navegación de la nave tomó las fotos más claras del núcleo de
un cometa, una bola de aspecto helado de la cual parten chorros de
partículas de polvo, generados por la influencia del Sol sobre la
superficie.
Teniendo en cuenta que la Stardust forma parte del programa Discovery de
misiones científicas de bajo presupuesto, sus resultados están siendo
extraordinarios. Los cometas se formaron hace unos 4.500 millones de
años, al mismo tiempo que los planetas del Sistema Solar, y desde
entonces han permanecido básicamente inalterados, de modo que el estudio
de sus partículas implica analizar cómo era la nebulosa primigenia que
dio lugar al Sol y su cohorte de acompañantes. La selección como
objetivo del cometa Wild-2 se realizó porque hasta 1974 había
permanecido en el sistema solar exterior, donde el Sol no podía
perturbarlo demasiado. En esa fecha, pasó cerca de Júpiter y su
trayectoria cambió, reduciendo las dimensiones de su órbita. En las tres
revoluciones que ha dado ya alrededor de nuestra estrella desde entonces
el Wild-2 no ha tenido tiempo de desvirtuar su carga histórica, por lo
que nos permitirá estudiar cómo era nuestro sistema planetario durante
su formación.
Las muestras para ello se encuentran atrapadas en aerogel, la sustancia
más ligera que existe. Un colector lleno de este material con aspecto de
raqueta de tenis ha estado expuesto al ambiente espacial durante mucho
tiempo, acumulando partículas que se ven frenadas por su presencia,
quedando almacenadas en su interior. El colector quedará guardado en la
cápsula de descenso que será utilizada para cruzar la atmósfera
terrestre.
En el supuesto caso de que la cápsula no consiga llegar a su destino, la
misión no habrá sido en vano. Además de las fotografías, varios
instrumentos instalados a bordo de la Stardust han realizado mediciones
in-situ que nos aportarán interesante información sobre el Wild-2, un
cometa de unos 5,4 km de diámetro.
Más información en:
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