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Informe ISS
2 de Julio de 2001.
 A pocos días del lanzamiento de la misión STS-104, los tripulantes de la ISS se esfuerzan en practicar con el brazo robótico Canadarm-2, de manera que puedan realizar satisfactoriamente todas las maniobras que se requerirán para la instalación del módulo
esclusa, el cual viajará en el interior del Atlantis (ver imagen).
La NASA ha confirmado que el transbordador partirá el 12 de julio a las 08:58:57 UTC, aunque la ventana se prolonga hasta las 09:08:56 UTC. De hecho, la hora preferida es las 09:04 UTC, pero todo depende de la posición exacta de la estación espacial en el momento del despegue.
A bordo el Atlantis viajarán el comandante Steve Lindsey, el piloto Charlie Hobaugh y los especialistas de misión Mike Gernhardt, Janet Kavandi y Jim Reilly. Dos de ellos realizarán los tres paseos espaciales previstos.
Si todo sale bien, el Atlantis llegará a la ISS durante la noche del 13 al 14, uniéndose a ella con la carga en el interior de su bodega abierta. El módulo llamado Joint Airlock será acoplado al Unity y servirá como habitáculo para facilitar las salidas al espacio, tanto mediante trajes rusos Orlan como con sus equivalentes norteamericanos. El JA pesa unas seis toneladas y media y ha sido construido por Boeing bajo la supervisión del Marshall Space Flight Center. Su punto de anclaje es tal que sólo puede ser unido a la estación mediante el Canadarm-2. Su hermano pequeño, el Canadarm-1 original, no tiene el alcance suficiente. Los paseos espaciales de Gernhardt y Reilly servirán para completar la unión del módulo esclusa al Unity. Completada su misión, el Atlantis regresará a la Tierra el 23 de julio.
Los técnicos consideran que los problemas que afectaban a las pruebas del Canadarm-2 han sido resueltos. El brazo robótico ha funcionado sin problemas durante las últimas semanas y por tanto está listo para desempeñar su labor. Si se reproduce el fallo de comunicaciones en uno de los sistemas electrónicos de reserva situados en una articulación, los programas, recientemente actualizados, simplemente lo ignorarán. Según los estudios realizados por los expertos, la articulación no tiene ningún problema. Es un chip el que muestra un comportamiento errático de forma intermitente.
Los astronautas de la ISS, además de trabajar con el brazo, están dedicando varias horas a la semana para la realización y control de experimentos. Precisamente, la NASA ha anunciado la recepción de las primeras lecturas obtenidas por los detectores de radiación instalados a bordo. Estos detectores ayudarán a los médicos a prever las posibles consecuencias biomédicas que puede tener la exposición de los astronautas, de forma continuada, a un medio de radiación espacial como el de la ISS. El sistema de dosímetros pasivos (PDS) está compuesto por una docena de detectores situados en varios lugares del interior de la estación. Los científicos tratarán ahora de interpretar las lecturas obtenidas por la red, lo que desembocará, si es el caso, en varias recomendaciones.
En la Tierra, está previsto que hoy 2 de julio se lleve a cabo el traslado del transbordador Discovery (STS-105) hasta la rampa 39A. Su lanzamiento está previsto para no antes del 5 de agosto. Durante su misión, el vehículo transportará suministros para la estación, así como también a la expedición de larga duración número 3, que reemplazará a la actualmente en órbita.
En octubre, Rusia deberá enviar una nueva cápsula Soyuz-TM de reemplazo. La tripulación de esta misión consiste en dos cosmonautas rusos y una espacionauta francesa. Sin embargo, existe la posibilidad de que el ingeniero de vuelo ruso sea sustituido por otro pasajero de pago. Como no hay tiempo para entrenar a un turista, el candidato podría ser un astronauta extranjero ya preparado. Se ha hablado, por ejemplo, de un canadiense. Si ello se produjese, la francesa se encargaría de las labores del ingeniero de vuelo, tarea para la cual ya ha sido entrenada.
Y si Rusia busca dinero de todas las maneras posibles para hacer frente a sus compromisos en la ISS, la NASA podría tener que afrontar un nuevo y doloroso aumento de la factura. A los ya conocidos 4.000 millones de dólares de sobrecoste, se añadirían ahora otros 800 millones, con 300 a 600 millones más pendientes de confirmación.
Pero lo peor podría estar aún por llegar. Para luchar contra estos sobrecostes, que la administración Bush ha ordenado deben ser absorbidos por el propio programa, la NASA se ha visto obligada a reducir los presupuestos para investigación científica, así como a eliminar el desarrollo del módulo habitación, el módulo de propulsión americano y el vehículo de rescate CRV. El problema es que sin este último, la tripulación de la ISS deberá permanecer en sus actuales tres ocupantes, lo que podría propiciar que algunos de los países que participan en la iniciativa deseen retirarse ante la falta de oportunidades de acceder al complejo. Si ello se produjera, la NASA debería afrontar otros pagos adicionales en concepto de costes de mantenimiento (quizá hasta 1.300 millones de dólares).
Las razones del sobrecoste son variadas, pero incluyen haber subestimado algunas partidas o la adición de nuevos requerimientos. No parece que los países de la ESA vayan a aceptar contribuir con más dinero en la ISS, antes al contrario, y sólo Italia podría aumentar su participación ya que sus empresas están encontrando nuevas oportunidades de negocio.
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