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Espacial
Informe ISS
1
de Agosto de 2005.
Con
el transbordador Discovery en órbita, la NASA ha descubierto que no se
han resuelto del todo los problemas de desprendimiento de fragmentos de
espuma protectora del tanque externo. La agencia suspenderá los próximos
vuelos a la espera de un análisis completo de la situación, mientras
evalúa si es seguro que el Discovery, que ha recibido algunos impactos,
pueda regresar a la Tierra con su tripulación de siete astronautas.
Tras las dificultades experimentadas con un sensor del tanque de
combustible que obligaron a cancelar el primer intento de lanzamiento,
los ingenieros pasaron toda la semana intentando resolver la cuestión.
Su origen, no del todo aclarado, podría estar relacionado con
interferencias electromagnéticas en la circuitería electrónica del
sensor. Eliminadas dichas interferencias, la NASA confirmó que el
Discovery volvería a intentar despegar el 26 de julio. Durante la cuenta
atrás, sin embargo, se prestaría especial atención a la unidad, y sólo
se procedería con el lanzamiento si ésta no mostraba síntomas anómalos.
Afortunadamente, la cuenta prosiguió con normalidad. Los siete
astronautas (la comandante Eileen Collins, el piloto Jim Kelly y los
especialistas de misión Soichi Noguchi -de la agencia japonesa AJXA-,
Steve Robinson, Andy Thomas, Wendy Lawrence y Charlie Camarda), ocuparon
sus puestos en el interior del Discovery y, exactamente a la hora
prevista, las 14:39 UTC del 26 de julio, partían hacia el espacio.
La NASA había emplazado numerosas cámaras para realizar un seguimiento
de todo el ascenso, tanto en el propio vehículo como en aviones
especiales de gran altitud, que enviarían imágenes de alta resolución.
También se instalaron radares suplementarios en tierra. El objetivo
sería documentar cualquier desprendimiento de espuma procedente del
tanque externo.
Algunas de las imágenes, como las obtenidas por los aceleradores
sólidos, no estarían disponibles hasta su recuperación en alta mar, pero
las procedentes de una cámara instalada en el tanque externo y dirigida
hacia la base del transbordador, llegarían hasta los espectadores en
directo. Espectaculares y preocupantes, dichas imágenes mostraron
primero la separación de los aceleradores SRB, aparentes impactos sobre
algunas losetas negras en la panza del transbordador, y finalmente el
desprendimiento de un fragmento grande de espuma que no llegó a chocar
contra el Discovery. Después, la cámara mostró la separación del tanque
respecto a este último, algo jamás visto.
Calificada como experimental, la misión del Discovery intentaría
certificar las mejoras de seguridad puestas en marcha desde la pérdida
del Columbia. Un primer paso en este sentido fue maniobrar para permitir
fotografiar el estado del tanque externo. Estas fotografías
posibilitarían posteriormente descubrir el origen del gran trozo de
espuma térmica que se había desprendido. Noguchi y Thomas, apenas
apagados los motores principales del Discovery, se encargaron de
observar el enorme depósito con cámaras digitales de video y fotografía.
Después, se abrieron las compuertas de la bodega del vehículo y éste fue
configurado para actuar en órbita.
En la Tierra, un análisis preliminar de las imágenes llenó de
preocupación a la dirección del programa. Primero, un pájaro chocó
contra la punta del tanque externo durante el despegue. Después, al
menos dos losetas térmicas negras de la base del transbordador parecían
haber sido dañadas, una de ellas cerca de la compuerta del tren de
aterrizaje delantero. Su apariencia blanca podría indicar que la loseta
se había desprendido, aunque ello no se sabría hasta su examen
posterior, cuando se averiguase la profundidad del orificio. Por otro
lado, las medidas correctoras en el tanque externo no habían obviamente
cumplido con su cometido, pues si bien no podía impedirse el
desprendimiento de pequeños pedazos, se esperaba que al menos ello no
ocurriese con algunos de los más grandes. El detectado por las imágenes
de video, del tamaño de una maleta, tenía unas dimensiones intolerables,
y de haber impacto en el Discovery podría haber causado un gran daño.
Pendiente de más información, la NASA anunció que suspendería cualquier
otro lanzamiento de un transbordador. El próximo objetivo sería
determinar si el Discovery era seguro para regresar a la Tierra.
Debido a que hasta ahora no se habían incluido tantas cámaras en un
vuelo, la NASA no sabe si el desprendimiento del fragmento grande de
espuma térmica, que resultó pertenecer a una rampa aerodinámica (PAL),
donde se protegen diversos cables y conductos, ha ocurrido con
anterioridad. Es decir, el incidente podría ser aislado, o ser habitual.
Lo sucedido, en una fase avanzada del vuelo, cuando la atmósfera es
menos densa, reduce las posibilidades de que el fragmento pueda impactar
contra el transbordador, pero el peligro sigue siendo patente.
Mientras la agencia estadounidense anunciaba un récord de visitas a su
página web de TV (433.000 personas siguieron el lanzamiento de este
modo), sus especialistas se esforzaban por comprender la información
disponible hasta el momento. La tripulación sería informada más
adelante, pero primero ésta debía contribuir a aclarar la situación con
las próximas actividades previstas.
Tras una primera noche de sueño reparador, la tripulación inició uno de
los experimentos más importantes. Thomas, Camarda y Kelly emplearon una
pértiga de inspección (Orbiter Boom Sensor System), equipada con un
láser y unida al brazo robótico del Discovery, para observar con
detenimiento el escudo térmico de la nave, sobre todo el borde de las
alas, el morro y la zona inferior, normalmente fuera de la vista de la
tripulación. Los datos fueron transmitidos a la Tierra.
Los astronautas también empezaron los preparativos para el acoplamiento
con la estación orbital internacional, y para el primer paseo
extravehicular. En la ISS, Krikalev y Phillips, que habían seguido el
despegue mediante un enlace de video directo, se prepararon asimismo
para su papel en la maniobra de acercamiento del Discovery.
La astronave se colocó a la vista de la estación durante la mañana del
28 de julio. Antes de la aproximación final, Collins y su piloto
situaron al Discovery en posición fija respecto a su objetivo, a unos
200 metros de distancia, permitiendo que los ocupantes de la ISS
efectuaran una inspección fotográfica completa. Collins hizo rotar
lentamente a su vehículo (Rendezvous Pitch Maneuver), exponiendo poco a
poco toda su superficie térmica, que fue fotografiada por Krikalev y
Phillips con cámaras de alta resolución. El giro, a una velocidad de
tres cuartos de grado por segundo, proporcionó a los habitantes de la
estación unos 93 segundos de observaciones de la zona inferior del
transbordador.
Completada esta importante tarea, que ayudaría a los especialistas a
determinar si existen daños en el sistema térmico del Discovery, éste se
acercó al puerto de atraque del módulo Destiny (PM-2), y se unió a él a
las 11:18 UTC. A las 12:50 UTC, se abrían las escotillas y las dos
tripulaciones celebraban el encuentro. Ningún otro transbordador había
visitado la ISS desde finales de 2002.
Krikalev y Phillips proporcionaron a los recién llegados los habituales
informes de seguridad. Sin perder demasiado tiempo, Kelly y Lawrence,
con la ayuda de Phillips, operaron el brazo robótico de la estación, el
Canadarm-2, para que éste levantara el Orbiter Boom Sensor System y lo
conectara al brazo de la lanzadera. Con la presencia del complejo
orbital, éste último no podía efectuar la operación por sí solo. A
continuación, Camarda y Thomas lo movieron para efectuar otra
inspección. Robinson y Noguchi, mientras tanto, prosiguieron los
preparativos para su primera salida al exterior, que se efectuaría el
sábado.
Durante una entrevista con periodistas en la Tierra, Collins y Thomas
declararon su decepción ante las noticias de que se habían producido
desprendimientos del tanque externo durante el despegue. Se mostraron
sin embargo confiados en que su nave no había sufrido daños importantes.
Durante el primer día de operaciones conjuntas, Lawrence y Kelly
utilizaron el Canadarm-2 para elevar desde la bodega del Discovery el
módulo logístico Raffaello (MPLM), cargado con suministros, y conectarlo
a un lado del módulo Unity. El viernes 29, las escotillas entre el
Raffaello y el Unity quedaron abiertas y se empezó la descarga.
Por su parte, Kelly y Phillips unieron el extremo del brazo Canadarm-2 a
la plataforma Mobile Base System, desconectándolo al mismo tiempo del
módulo Destiny. Con sus cámaras realizaron inspecciones del sistema
térmico del Discovery. Además, Camarda y Kelly usaron el brazo del
Discovery para observar seis zonas concretas con el Orbiter Boom Sensor
System. Según los expertos, ninguna región del transbordador había
sufrido un daño serio, pero los análisis continuaban.
El próximo paso sería el primer paseo espacial. Se cerró la escotilla
entre el Discovery y la estación y se redujo la presión interna de la
cabina para facilitar la aclimatación de los astronautas, quienes debían
respirar oxígeno puro para purgar de nitrógeno su sistema sanguíneo.
Steve Robinson y Soichi Noguchi pasaron 6 horas y 50 minutos fuera del
Discovery. Su labor principal fue probar sistemas de reparación de
losetas térmicas y la mejora del sistema de control de orientación de la
estación.
Krikalev y Phillips habían desconectado el Canadarm-2 del Mobile Base
System y lo habían reconectado al módulo Destiny. Jim Kelly y Wendy
Lawrence lo usarían a partir de entonces para ayudar a instalar el
sistema de sujeción ESPAD de la plataforma de almacenamiento exterior
ESP-2, en el módulo Quest.
Robinson y Noguchi pasaron la primera hora preparando sus herramientas.
Después, se acercaron a una zona de la bodega del Discovery donde se
habían colocado losetas térmicas de varias clases, simulando daños de
diversos tipos, los cuales tratarían de reparar. Utilizaron dos técnicas
distintas: el EWA (Emittance Wash Applicator) y el NOAX (Non-Oxide
Adhesive eXperimental).
Finalizada esta tarea, los dos astronautas instalaron la base ESPAD y
cables asociados, y redirigieron cables eléctricos del giroscopio número
2 (CMG-2). Este último dispositivo había tenido problemas en su fuente
de alimentación, que así fue reparada. Un nuevo giroscopio CMG-1 deberá
ser instalado durante el segundo paseo extravehicular.
A pesar de que la salida había comenzado un poco tarde, Robinson y
Noguchi tuvieron tiempo de adelantar algunas tareas antes de regresar al
interior del Discovery. Por ejemplo, se fotografió una zona de la cabina
del vehículo y se desmontaron un par de experimentos de materiales,
cuyos resultados se llevarán a la Tierra.
Una vez en el interior del transbordador, los dos astronautas se
libraron de sus trajes, se represurizó la cabina del Discovery a la
misma presión que la ISS y se abrieron las escotillas. Se reanudó así el
traslado de suministros desde el Shuttle hacia la estación.
Kelly y Camarda continuaron usando el brazo robótico para observar siete
zonas del sistema térmico. Ninguna de ellas mostró daños que pusieran en
peligro el retorno a casa. De hecho, sólo se apreciaron 25 golpes, de
los 145 habituales. Los expertos, no obstante, continuaban analizando
los bordes de las alas. La NASA, además, anunció la prolongación en 24
horas del período de estancia del Discovery junto a la ISS. Esto
permitiría aumentar hasta 17 el número de bolsas de agua que serían
transferidas al complejo. El agua es producida por las células de
combustible del Discovery, como subproducto en la generación de
electricidad.
El domingo 31 de julio transcurriría básicamente entre traslados de
material y suministros, mientras se efectuaban los preparativos para el
segundo paseo espacial. Un total de 6 toneladas de carga útil habrán
sido transferidas del Discovery a la estación al final de la misión.
Otras 3 toneladas y media regresarán a la Tierra, incluyendo el
giroscopio GMG-1 antiguo.
Los analistas se encuentran examinando la situación de dos zonas en
particular del sistema térmico, el morro delantero y los bordes de las
alas. Para impedir que los gases calientes entren en los estrechos
espacios entre las losetas, se usa material de relleno. Los expertos han
descubierto que dos de estos rellenos muestran una cierta protuberancia
anómala. Si ello pudiera afectar a su rendimiento durante la reentrada,
los astronautas podrían tener que realizar un paseo espacial para
solucionar el problema.
En caso de que se descubrieran daños demasiado importantes antes del
retorno a la Tierra, la NASA podría decidir mantener el Discovery unido
a la estación internacional, y lanzar el Atlantis en una misión de
recogida de los astronautas. No obstante, sería obvio el riesgo que
correría este transbordador y su mínima tripulación, ante la posibilidad
de que puedan volver a ocurrir desprendimientos potencialmente
peligrosos.
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