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Microbiología
¿Virus? ¿O Componentes de un Organismo?
30 de Marzo de 2009.
La
extraña interacción entre una avispa parásita, una oruga en la que la
avispa pone sus huevos, y un virus que la ayuda a derrotar al sistema
inmunitario de la oruga, ha llevado a algunos científicos a replantearse
la definición de lo que es un virus.
Menéame
Donald Stoltz, profesor de microbiología e inmunología en la Universidad
Dalhousie en Halifax, Nueva Escocia, Canadá, y James Whitfield, profesor
de entomología en la Universidad de Illinois, desvelan en un análisis
cómo no pueden ser plenamente apreciadas las diferentes maneras en las
que los virus operan dentro y entre los organismos con los que
interactúan.
Su análisis se basa en los resultados también recientes de un estudio
dirigido desde la Universidad François Rabelais, en Tours, Francia. En
este estudio, se ha comprobado que los genes que codifican al virus que
ayuda a la avispa a parasitar de manera eficaz a las orugas, en realidad
están integrados en los cromosomas de las avispas. Estos genes, que
demuestran estar relacionados con los de otro grupo conocido de virus,
son una parte indivisible de la herencia genética de las avispas, siendo
por ello transmitidos de una generación de avispas a la siguiente.
Aunque no es inusual encontrar el ADN de un virus incorporado en los
cromosomas de sus portadores, en este caso la avispa no es el único
portador del virus. Los genes virales se replican (se copian a sí
mismos) dentro de la avispa (el portador permanente), pero en realidad
tienen como blanco de ataque (y actúan sobre éste) al sistema
inmunitario de las orugas (un portador temporal).
Lo más asombroso sobre estos virus es que el organismo en cuyo ADN se
encuentran incorporados sus genes no es el mismo organismo sobre el que
tales genes actuarán. De esta manera, es como si el virus tuviera dos
organismos receptores, aunque sin que el virus siga en ninguno de ellos
un ciclo de vida completo.
El virus beneficia a la avispa y depende de ella para su propia
supervivencia, sugiriendo ello un tipo de mutualismo obligado que es
poco común en los virus.
Hace más de 40 años que la comunidad científica sabe que algunas
especies de avispas parásitas inyectan virus de esta clase en las
cavidades corporales de las orugas al mismo tiempo que depositan sus
huevos en éstas. Como estos virus se han convertido en una parte
esencial del genoma de las avispas, algunos investigadores han sugerido
que no deben seguir siendo considerados como tales. Una analogía sobre
la situación podría ser la de considerar erróneamente a ciertas células
de nuestro cuerpo como bacterias.
Los estudios futuros que se realicen en la línea de investigación
seguida por este reciente análisis podrían ayudar a responder de manera
concluyente la cuestión sobre si es correcta la manera de definir a los
virus.
Información adicional en:
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