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Cambio Climático en la Tundra
29 de Noviembre de 2001.
Si el calentamiento global se produce como predicen los científicos, podría verse empeorado por los cambios que se producirán en los lagos de deshielo y sus cuencas, que dan forma a la mayor parte del paisaje en las planicies costeras del Artico. Esta es la razón de que algunos investigadores hayan desarrollado nuevos métodos de control de lo que sucede en estas regiones.
El equipo de expertos, encabezado por la geógrafo Wendy Eisner, de la University of Cincinnati, está utilizando sistemas de datación por radiocarbono, análisis de polen, un radar de detección subterránea y teledetección, para obtener un modelo científico adecuado que permita la vigilancia.
El principal objetivo es predecir las respuestas del Sistema Artico frente al cambio global, y para ello debe comprenderse bien el papel de las interacciones entre la tierra, la atmósfera y el hielo.
Según Eisner, el Artico es esencial en el cambio global porque responde de forma muy sensible a las variaciones climáticas.
Se sabe que, de seguir a este ritmo, hacia el 2100 la temperatura global habrá crecido entre 2,5 y 10,4 grados F. Teniendo en cuenta que las cuencas de los lagos de deshielo contienen una gran cantidad de turba en el subsuelo congelado, un aumento de las temperaturas haría que el permafrost se deshelara y la turba empezara a descomponerse, liberando gases invernadero a la atmósfera. Esto, a su vez, podría acelerar el calentamiento global. Si los científicos están en lo cierto, nos interesa preservar estas zonas intactas, para que guarden y no liberen estos gases.
Eisner y sus compañeros han encontrado muy útil la información de teledetección enviada por los satélites, a la hora de caracterizar los diferentes tipos de cuencas de lagos de deshielo. También han datado la antigüedad de muchas de ellas, la más vieja de las cuales tiene unos 5.000 años y la más joven entre 20 y 30.
Buena parte de la información se ha obtenido durante viajes a la misma tundra, para verificar que las imágenes satelitales y los radares proporcionan datos correctos. Así, han tenido que luchar contra la lluvia, la nieve, el fango y el agua durante dos o tres viajes al año. En abril de 2001, por ejemplo, el equipo obtuvo varias muestras del subsuelo utilizando brocas especiales. Su capacidad de perforación permite estudiar zonas del suelo de miles de años de antigüedad.
Información adicional en:
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