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Entomología
Una Hormiga Posee el Récord
Mundial de Velocidad en Movimiento Corporal
29 de
Septiembre de 2006.
Una
investigación ha desvelado que cierta especie de hormiga es capaz de
mover una parte de su cuerpo con una rapidez única. Esta habilidad la
dota con interesantes capacidades defensivas y de ataque.
Utilizando un sistema de captación de imágenes de alta velocidad, un
grupo de científicos ha constatado que en ciertas hormigas sus
mandíbulas se cierran en menos de un milisegundo, promediando una
velocidad de 38 metros por segundo (aproximadamente 137 kilómetros por
hora).
"Estas mandíbulas no sólo son fenomenalmente veloces sino que también
generan suficiente fuerza para expulsar a los enemigos y hasta para
propulsar a las hormigas a través del aire", explica Andrew V. Suarez,
profesor de entomología y de biología animal en la Universidad de
Illinois en Urbana-Champaign, y coautor del estudio.
Las hormigas Odontomachus bauri se encuentran a lo largo de América
Central y del Sur. Las hormigas en este estudio fueron recolectadas en
Costa Rica. Entre sus presas típicas figuran las termitas y otras
especies de hormigas. Sus depredadores incluyen arañas, ranas y
lagartos.
No hay nada obvio en las presas de las hormigas que implique la
necesidad de un mecanismo de captura tan sumamente rápido. La mayor
velocidad genera más fuerza, por lo que puede infligir mayor daño a sus
depredadores, o propulsar a las hormigas para huir de algún peligro
inminente.
Impulsadas por una cabeza grande llena de músculos, las mandíbulas
funcionan como los brazos de una palanca accionados por un muelle. Un
mecanismo interior de amortiguamiento impide que las mandíbulas se
aplasten entre sí.
Dependiendo de cómo usan sus mandíbulas las hormigas, producen la
potencia para el ataque directo o para dos tipos de propulsión
defensiva, según informan los investigadores.
En el primer tipo de defensa, las hormigas golpean al intruso y rebotan
simultáneamente hacia atrás, en algunos casos a hasta 40 centímetros de
distancia, y provocan a veces que el intruso sea también empujado.
El segundo tipo de propulsión defensiva es el salto de escape. Cuando
una amenaza es demasiado grande, la hormiga golpea la tierra con sus
mandíbulas, que actúan como una catapulta, lanzándola hasta 8
centímetros hacia arriba.
Aunque no tan extensos en distancia vertical, los saltos horizontales de
defensa (los del primer tipo descrito) abundan, en promedio, siete veces
más que los saltos del segundo tipo.
Estas conductas impulsoras pueden ser especialmente importantes, dado
que las Odontomachus bauri hacen sus nidos en los lechos de hojas en
lugar de bajo tierra. Sin las fortalezas subterráneas típicas de muchas
hormigas, la opción de escape de sus depredadores y la capacidad de
eyectar intrusos fuera de sus dominios, pueden ser esenciales para esta
especie.
Para estudiar los movimientos de las hormigas, los investigadores
utilizaron imágenes de alta velocidad con un sistema capaz de tomar
hasta 250.000 cuadros por segundo. Como las mandíbulas se cierran tan
deprisa, un análisis completo de su movimiento no había sido realizado
antes.
Los otros coautores del trabajo son Sheila N. Patek y Joseph E. Baio de
la Universidad de California en Berkeley, y Brian L. Fisher de la
Academia de Ciencias de California.
Información adicional en:
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