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El Expreso de Polvo del Pacífico
29 de Mayo de 2001.
Primavera. Buen tiempo para picnics, alegres flores, tardes en el parque.... ¡y gigantescas nubes de polvo transcontinentales! Los científicos han utilizado recientemente los satélites de NASA para rastrear una nube de polvo de 2.000 km de largo desde que partió de Asia, derivó a través del Océano Pacífico, y viajó por Norteamérica desde Alaska hasta la Florida, esparciendo polvo y posiblemente contaminantes sobre todo el continente.
Nubes de polvo dirigiéndose hacia el oriente desde Asia son comunes en la primavera, pero la nube de polvo de un millón de toneladas del mes pasado fue sorprendentemente grande y de larga duración.
"Teniendo en cuenta el área cubierta, ésta ha sido la tormenta de polvo más grande que hemos observado en el Hemisferio Norte (desde 1979). Fue enorme", dice Jay Herman, investigador principal del Espectrómetro Para Cartografía General del Ozono de NASA (Total Ozone Mapping Spectrometer TOMS, en inglés), un instrumento con base en un satélite, utilizado comúnmente por los científicos para rastrear aerosoles (partículas muy pequeñas en el aire tales como polvo o humo).
Igual que las líneas de humo utilizadas en las pruebas con túneles de viento para mostrar el recorrido del aire, estas tormentas de polvo de la primavera proveen una evidencia visible de lo que denominamos una "cinta transportadora en el cielo", la cual lleva aire de Asia hasta Norteamérica en esta época del año. Otros contaminantes invisibles son también transportados a través del Océano Pacífico por este cinturón, de acuerdo con Daniel Jaffe, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Washington.
Según las medidas de calidad del aire tomadas en Cheeka Peak, en la punta occidental extrema del Estado de Washington, y completadas con medidas tomadas desde aeroplanos, el grupo de Investigación de Jaffe ha demostrado que una pequeña corriente continua de aire contaminado viaja a través del Pacífico, proveniente de Asia ( al menos durante la primavera), interrumpida por una enorme oleada de contaminantes una o dos veces por mes.
Se supone que estas oleadas se originan debido al movimiento general del aire de regiones urbanas a través del Pacífico. Esto impide que los contaminantes sean diluidos en una mezcla con aire más limpio. Durante estas oleadas, el aire que llega a la Costa Occidental puede tener concentraciones de contaminantes que llegan al 75 por ciento de los estándares promulgados por las autoridades federales, dice Jaffe.
Los científicos no conocerán la composición exacta de la nube del mes pasado hasta completar los análisis químicos de las muestras recolectadas de la nube.
La nube de polvo se originó entre el 6 y el 9 de abril, cuando vientos fuertes de Siberia levantaron millones de toneladas de polvo de los desiertos de Gobi y Takla Makan, en Mongolia y China, respectivamente. Las corrientes de aire transportaron luego el polvo hacia el este. La parte delantera de la nube llegó a la costa occidental de Estados Unidos el día 12 de abril, y dos días después había cruzado la costa oriental para continuar dirigiéndose hacia al Atlántico.
Cuando finalmente la nube desapareció de las imágenes satelitales el 24 de abril, ya había cubierto las dos terceras partes del Atlántico, hacia Inglaterra.
Para los observadores en Norteamérica, la extensa nube aparecía como un tinte blanco nebuloso del cielo (debido a la dispersión de todas las longitudes de onda de la luz del Sol por las partículas de polvo), y en algunos lugares el polvo llegó hasta la superficie de la Tierra y sumió a varias ciudades en una tenue neblina.
"No podía dejar de notarlo", dice Duane Hilton, un residente de Bishop, California, donde la nube descendió en abril. "Normalmente tenemos una visibilidad de 80 kilómetros, pero en cierto momento se podía observar polvo en el aire a sólo 3 ó 4 metros de distancia".
Los científicos piensan que el impacto para la salud del polvo que llegó a la superficie es insignificante.
Desde la posición elevada de una órbita terrestre, los contornos de la nube eran más visibles. Los científicos utilizaron mapas de aerosoles obtenidos con el TOMS y con imágenes visibles del Sensor para Vistas Marítimas con Campo Gran-angular (Sea-viewing Wide Field-of-view Sensor, SeaWiFS en inglés), para rastrear la nube de polvo y observar sus propiedades.
"SeaWiFS provee fotografías visibles e infrarrojas de casi toda la Tierra todos los días, y de esta manera pudimos recolectar, procesar y distribuir esta clase de imágenes a los científicos solo unas horas después de la observación", dice Gene Carl Feldman, Gerente de Proyecto para SeaWiFS en el Centro Goddard de Vuelo Espacial de NASA. "Esto permitió a los investigadores el rastreo de la nube de polvo en tiempo casi real, en lugar de días o semanas más tarde como muy a menudo es el caso con otros satélites".
En la primavera, las condiciones en la atmósfera sobre Asia son propicias tanto para tormentas masivas de polvo, como para movimientos generales de grandes volúmenes de aire a través del Océano Pacífico. La combinación de terrenos secos con fuertes vientos lleva a un pico de actividad en tormentas de polvo, la cual coincide con vientos de gran velocidad que llevan el polvo sobre el Pacífico.
Con el avance del verano, estas corrientes de aire cambian y la "cinta transportadora" del Pacífico desaparece.
"Lo importante es que estas entradas de contaminantes foráneos nunca van a ser mayores que la contribución local de polvo y contaminantes que una región va a recibir de las ciudades, fuentes locales tales como fábricas en las cercanías", dice Jaffe. "Pero, ¿esto quiere decir que debemos ignorarlas? No, no lo creo. Es una contribución y en algunos casos puede ser una contribución significativa".
América del Norte, sin embargo, no solo es receptora de estas transferencias de polvo. También es una fuente. El polvo no es una de las principales exportaciones de Norteamérica, pero el humo de fuegos producidos en verano en el norte de Canadá ha llegado hasta Europa, y muchos científicos afirman que el Viejo Continente inhala mucha de la polución industrial que se dirige hacia el este desde los Estados Unidos. Actualmente se están llevando a cabo experimentos para confirmar el flujo de contaminantes estadounidenses a Europa.
"Creo que esto es un buen ejemplo de cómo todos estamos unidos. Las cosas que pasan en Tokio, Pekín y Nueva York afectan a la gente de otros continentes de una manera que nos sorprende", dice Jaffe. (MSFC)
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