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Ingeniería
Adiós a los Frenos Ruidosos
26
de Junio de 2003.
 Entre
las principales quejas de los consumidores se encuentra una molestia que
cuesta a los fabricantes cientos de millones de dólares en reparaciones
en garantía. El problema de los frenos que chirrían, del cual ni
siquiera los automóviles de lujo escapan, podría acabarse pronto gracias
al trabajo de un grupo de investigadores sobre acústica del Georgia
Institute of Technology.
En los frenos de disco, cuando las pastillas de freno contactan el rotor
mientras el automóvil, camión o autobús se mueve a baja velocidad, puede
producirse una vibración que se manifiesta como un inoportuno chillido
agudo. El ruido no afecta al funcionamiento de los frenos, pero puede
provocar el reemplazo de las pastillas o la costosa adición de
materiales que amortigüen el sonido, dando de paso una falsa impresión
de inseguridad.
Kenneth Cunefare, de la Georgia Tech, lo tiene muy claro: si se comprase
un coche de lujo, no querría que sus frenos chirriaran. Esta exigencia
obliga a los fabricantes a gastar dinero en reparaciones en garantía que
realmente no serían necesarias.
Los ingenieros han aprendido algunos trucos y ya saben diseñar sistemas
de frenado menos ruidosos, pero a pesar de todo, el famoso chillido
puede aparecer de forma inesperada.
Los expertos de la Georgia Tech, por su parte, han elaborado un sistema
que parece funcionar muy bien. Se trata de un actuador piezoeléctrico
montado dentro del pistón del freno, el cual consigue suprimir las
vibraciones que causan el chirrido al introducir una frecuencia variable
específica. Este sistema de control activo funciona a pesar de los
cambios de temperatura y la humedad, y del desgaste normal de los
frenos, todo lo cual modifica la frecuencia. El método actúa siempre que
se frena, y no sólo cuando se produce el chirrido.
Carente de detectores o sistemas lógicos que determinen la frecuencia de
control adecuada, el dispositivo será bastante económico. Aunque se
necesitará un actuador para cada pistón de frenado, bastará con un único
generador de frecuencias y una caja electrónica.
Tras las pruebas de laboratorio, el próximo paso será el ensayo del
sistema en un vehículo real. Debe determinarse su durabilidad y también
si puede o no afectar al rendimiento de los frenos.
La tecnología se instalará primero, probablemente, en automóviles nuevos
de alta gama, pero la meta final es hacer que sea un aparato apto para
todos los demás, incluso para aquellos que ya ruedan por las carreteras.
El mismo principio podría aplicarse a los frenos de tambor, utilizados
en vehículos más pesados como camiones o autobuses, y en las ruedas
traseras de muchos coches.
Información adicional en:
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