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El Gran Volcán Durmiente
25 de Julio de 2001.
El análisis de pequeños cristales de minerales como el circonio o el cuarzo, recogidos en la región del Parque de Yellowstone, proporciona pistas a los geólogos sobre el pasado (y el futuro) volcánico de esta zona.
Los citados cristales actúan como verdaderas cápsulas del tiempo que registran los eventos geológicos, y ayudan a los científicos a elaborar nuevos modelos sobre el origen del vulcanismo en calderas jóvenes.
Este tipo de volcanes se desarrolla en "puntos calientes" de la superficie terrestre y entran en erupción cada pocos cientos o miles de años, produciendo explosiones catastróficas y enviando miles de kilómetros cúbicos de ceniza hacia la atmósfera, afectando al clima a escala global.
Investigadores de la University of Wisconsin-Madison han estudiado la historia del vulcanismo de Yellowstone durante los últimos 2 millones de años, y han descubierto que subsiste en esta zona un ciclo volcánico aún potente que podría dar lugar a una desastrosa erupción en el transcurso del próximo millón de años, o quizá incluso antes, dentro de los próximos 100.000 años.
El paisaje de Yellowstone presenta ahora el aspecto típico de la secuencia tardía que caracteriza a las calderas, es decir, depresiones parecidas a cráteres producidas durante la explosión de los volcanes, con los conos colapsados, aparecidas durante los últimos 2 millones de años. Los momentos de vulcanismo detectados (2 millones de años, 1,3 millones de años, y 600.000 años atrás) sugieren un ciclo periódico que podría volver a manifestarse en el futuro.
Bajo Yellowstone y su espectacular paraje de géiseres se encuentra un "punto caliente", un punto de ascensión de rocas fundidas procedentes del manto terrestre. A medida que la roca líquida sube hacia la superficie, funde la corteza terrestre y crea grandes cámaras de magma, cámaras que acabarán por estallar de forma catastrófica. Comparativamente, la erupción del Mount St. Helens envió 2 kilómetros cúbicos de ceniza a la atmósfera, mientras que las erupciones de Yellowstone pueden lanzar miles de kilómetros cúbicos.
Una de las placas masivas que forman la corteza de la Tierra, la placa Norteamericana, se está moviendo lentamente sobre el citado punto caliente. Esto hace que parezca que los volcanes se estén desplazando a lo largo del continente.
Los geólogos dicen que la inyección de millones de toneladas de ceniza en la atmósfera puede tener efectos peligrosos para la vida. La ceniza puede permanecer varios años en el aire, reflejando la luz solar hacia el espacio y enfriando el planeta. En las regiones más próximas a los volcanes se depositará una capa de ceniza de más de un metro de espesor, lo que acabará con la vida en ellas.
La caldera más reciente tiene unos 600.000 años y ocupa una superficie de más de 2.000 kilómetros cuadrados. Cuando entró en erupción, lanzó 1.000 kilómetros cúbicos de roca volcánica a la atmósfera y cubrió con ceniza más de la mitad de los Estados Unidos. Después de la erupción principal, el vulcanismo en Yellowstone continuó con mayor tranquilidad, provocando una más pequeña hace unos 70.000 años.
Una particularidad de Yellowstone es que las rocas volcánicas que surgieron tras el colapso de las grandes calderas contienen hasta un 50 por ciento de oxígeno, procedente éste de las aguas de lluvia. Los cristales de circonio y cuarzo (ver imagen) analizados nos dicen que las rocas cercanas a la superficie se vieron alteradas por la nieve calentada y la lluvia. Dichas rocas fueron refundidas hasta convertirse en magmas, lo que confirma que el magma no sólo procede del fondo del planeta sino que también las rocas previamente aparecidas tras una erupción pueden ser recicladas.
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