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La Edad del Impacto Más Antiguo
23 de Agosto de 2002.
Un equipo de geólogos ha determinado la edad de la colisión más antigua de un meteorito contra la Tierra, un fenómeno catastrófico que generó ondas de choque masivas a través del planeta, miles de millones de años antes de que un evento similar acabara con los dinosaurios.
El estudio, publicado en la revista Science, indica que el citado meteorito chocó contra nuestro planeta hace 3.470 millones de años. Se produjeron seguramente impactos anteriores, pero no tenemos pruebas geológicas sobre ellos.
Donald R. Lowe (Stanford University) y Gary R. Byerly (Louisiana State University), coautores del trabajo, explican que aún no han encontrado ni el material extraterrestre del objeto, ni el cráter que produjo, pero que hay evidencias que indican que el cuerpo tenía unos 20 km de diámetro, duplicando el tamaño del que se supone pudo señalar el declive de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
El fenómeno tuvo consecuencias muy importantes. Lowe y Byerly han encontrado depósitos producidos por el impacto en Sudáfrica y Australia, pero no saben dónde cayó exactamente. Los geólogos realizaron análisis geoquímicos muy precisos en muestras de rocas pertenecientes a dos de las formaciones más antiguas conocidas: en Barberton (Sudáfrica) y Pilbara (Australia). En ellas pueden encontrarse rocas que se formaron hace más de 3.000 millones de años, cuando la Tierra tenía poco más de mil millones de años y las bacterias unicelulares eran los únicos seres vivos del planeta.
Las antiquísimas rocas estudiadas son algunas de las rocas sedimentarias y volcánicas mejor conservadas que se conocen. Existen otras aún más viejas, pero se han visto afectadas por muchos procesos geológicos, con lo que no pueden decirnos mucho sobre cómo era la Tierra de entonces.
Lowe y Byerly empezaron a recoger muestras de las formaciones sudafricana y australiana hace más 20 años. Ambas regiones poseen capas de roca de unos 3.500 millones de años, las cuales contienen pequeñas partículas esféricas, conocidas por ser un subproducto frecuente de las colisiones de meteoritos. Proceden de la nube de roca evaporada posterior al impacto y que finalmente se condensa en forma de gotas, las cuales se solidifican y caen al suelo.
Las esferas producidas por el meteorito de hace 65 millones de años tienen unos 2 cm de diámetro. En cambio, las encontradas en Sudáfrica y Australia tienen entre 20 y 30 cm. Un análisis químico revela en ellas la presencia de altas concentraciones de metales raros, como el iridio, poco frecuente en la Tierra pero común en los meteoritos.
Para determinar con mayor precisión cuándo ocurrió el choque, se ha empleado una técnica llamada SHRIMP RG (Sensitive High-Resolution Ion MicroProbe Reverse Geometry). Este aparato puede establecer la edad de pequeños granos de zirconio, ya que contienen isótopos de uranio radiactivo atrapados durante miles de millones de años. Midiendo el grado de desintegración radiactiva se puede saber su edad.
Para conocer la antigüedad de las rocas sudafricanas y australianas examinadas, se obtuvieron granos de zirconio de su interior. El SHRIMP RG permitió entonces datarlas en unos 3.470 millones de años, +/- 2 millones de años.
Lowe cree que, en aquella época, la Tierra estaba cubierta principalmente de agua. No existían grandes bloques continentales como los de ahora, sino muchos microcontinentes. Si el volumen de agua era el mismo que el actual, el océano tendría unos 3,3 km de profundidad.
El impacto del meteorito gigante debió crear enormes olas de kilómetros de altura, tsunamis increíbles que causarían una tremenda erosión sobre los microcontinentes, además de afectar al fondo marino.
Lowe y Byerly han encontrado también evidencias de colisiones de meteoritos más recientes en Sudáfrica. La potencia de sus impactos podría haber bastado para formar grietas y dar forma a las actuales placas tectónicas en movimiento. Su antigüedad, 3.200 y 3.300 millones de años, coincide con periodos de cambios tectónicos importantes.
Lowe también prepara un estudio en el que se sugiere que la temperatura media en el planeta, en aquellas épocas, era muy alta, unos 85 grados C. Las bacterias vivían sólo en el gran océano.
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