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Física
Cálculos Más Precisos Sobre la Explosión de
Tunguska en 1908
23
de Enero de 2008.
La
sorprendente devastación forestal que hace un siglo se desencadenó en el
área del río Tunguska, en Siberia, pudo haber sido producida por un
asteroide de sólo una fracción de las dimensiones estimadas y publicadas
previamente, según sugieren las simulaciones realizadas en una
supercomputadora de los Laboratorios Nacionales de Sandia.
Menéame
"El asteroide que causó un daño tan extenso era mucho más pequeño que lo
estimado", afirma el investigador principal del estudio, Mark Boslough,
sobre el impacto que se desató el 30 de junio de 1908. "Que un objeto
tan minúsculo pueda provocar este tipo de destrucción sugiere que los
asteroides pequeños deben ser tomados en consideración. Su diminuto
tamaño indica que tales colisiones no son tan improbables como
creíamos".
Debido a que estadísticamente los asteroides más pequeños se acercan a
la Tierra con más frecuencia que los grandes, convendrá dedicar a la
detección de estos discretos objetos mayores esfuerzos que los que se
venían dedicando hasta ahora.
La nueva simulación, que concuerda con más exactitud que los modelos
anteriores con los efectos bien conocidos que esa catástrofe provocó en
su entorno, muestra que el centro de masa de un asteroide que explota
cerca de la superficie de la Tierra se transporta hacia abajo a
velocidades mayores que la del sonido. Toma la forma de un chorro de gas
de alta temperatura que se ensancha con violencia, y al que se denomina
bola de fuego.
Esto produce ondas expansivas y pulsos de radiación térmica en la
superficie, más fuertes que lo predicho para una explosión limitada a la
altura en que comenzó.
La nueva interpretación también encaja con la amplificación que
experimentaron los vientos sobre elevaciones del terreno desde las
cuales los árboles tendieron a ser empujados hacia abajo. Por otra
parte, el bosque, en el momento de la explosión, según declaraciones de
guardabosques, no gozaba de buena salud. Así, las estimaciones
científicas anteriores exageraron en algunos aspectos la devastación
causada por el asteroide, dado que no se habían tomado en cuenta
factores topográficos y ecológicos que contribuyeron al resultado final.
Aunque puede parecer tranquilizadora esa conclusión de que el astro
produjo menos devastación que lo previamente estimado, no es ningún
alivio en absoluto, ya que fue causada por un asteroide mucho más
pequeño de lo que se creía. Entre otras razones, resulta preocupante
porque hay muchos más asteroides pequeños que grandes deambulando por el
vecindario de la Tierra.
Boslough y sus colegas se hicieron famosos hace más de una década
prediciendo con precisión que la bola de fuego causada por el violento
encuentro del cometa Shoemaker-Levy 9 con Júpiter sería observable desde
la Tierra.
Las simulaciones demuestran que la materia de un asteroide que se
precipita hacia la superficie de la Tierra es comprimida por la
creciente resistencia de la atmósfera terrestre. A medida que penetra en
la atmósfera, la pared atmosférica es cada vez más resistente, lo que
puede hacer que explote en el aire de manera dantesca, escupiendo un
flujo descendente de gas caliente que golpea la superficie.
Debido a la energía adicional transportada hacia la superficie por la
bola de fuego, la explosión que los científicos habían pensado que
estuvo entre 10 y 20 megatones, probablemente fue de "sólo" entre tres y
cinco megatones. El tamaño físico que conserva el asteroide durante su
feroz fricción contra la atmósfera depende de varios factores, entre
ellos su velocidad, si es poroso o no, y si es rico en hielo o bien
carece de agua.
Cualquier estrategia para defender a la Tierra del impacto de cuerpos
peligrosos, como por ejemplo desviarlos de su rumbo de colisión, debe
tener en cuenta esta información revisada sobre el mecanismo de la
explosión de Tunguska.
Información adicional en:
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