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Medicina
Dar Oxígeno Puede Hacer Más Mal Que Bien
19 de
Agosto de 2005.
Los
médicos y demás personal sanitario que suministran oxígeno a sus
pacientes, pueden estar causando más daños que beneficios, según afirma
un investigador de la Queen's University.
Y aunque para evitar tales daños existe una solución simple, que es
añadir dióxido de carbono a la mezcla, no se utiliza en la mayor parte
de hospitales y servicios de emergencia, explica el Dr. Iscoe, un
fisiólogo respiratorio. Esto tiene implicaciones para el tratamiento de
numerosos problemas serios de salud, que incluyen enfermedades del
corazón, derrame cerebral, diabetes, parto difícil, y curación de
heridas.
"El oxígeno puro puede reducir el flujo sanguíneo hacia los órganos y
tejidos por medio del incremento de la ventilación", explica el Dr.
Iscoe. El aumento en la ventilación, que casi nunca se considera,
expulsa el dióxido de carbono, y esta disminución contrae los vasos
sanguíneos.
Sin embargo, cuando se agrega dióxido de carbono, los vasos sanguíneos
se dilatan, incrementando el flujo de sangre y haciendo que llegue más
oxígeno a los tejidos en áreas claves como el cerebro y el corazón.
Investigadores a principios del siglo XX observaron que respirar oxígeno
puro aumentaba la ventilación y disminuía los niveles de dióxido de
carbono, y se valieron de esto para tratar a pacientes en ciertas
situaciones de emergencia. Pero la práctica de utilizar aire espirado,
incluso antes de saberse que contiene dióxido de carbono, data de mucho
tiempo atrás. El uso de la reanimación boca a boca fue registrado en un
libro por Benjamin Pugh en 1754. Sin embargo, los libros de medicina
modernos con frecuencia no mencionan que la inhalación de oxígeno
disminuye los niveles de dióxido de carbono, con los efectos que ello
comporta.
"Es incomprensible que una idea simple como ésta haya recibido tan poca
atención por parte de los médicos", manifiesta el Dr. Iscoe. Aunque ha
existido algo de preocupación acerca de la posibilidad de que los
pacientes reciban demasiado dióxido de carbono (lo que puede causar
malestar), él hace énfasis en que los nuevos diseños de mascarillas
permiten vigilar con gran precisión los niveles de oxígeno emitidos, o,
en modo a prueba de fallos, impedir la inhalación de dióxido de carbono.
Incluso puede usarse el propio dióxido de carbono espirado por el
paciente, agrega el investigador.
Entre las áreas donde Iscoe y otros doctores ven beneficios particulares
para los pacientes gracias al suministro mejorado de oxígeno, cabe
mencionar: ataque cardíaco, derrame cerebral, envenenamiento por
monóxido de carbono, tratamiento de heridas, asegurar el flujo sanguíneo
cerebral a los fetos durante partos difíciles, y el tratamiento de
úlceras en el pie y de gangrena en personas con diabetes tipo 2.
Información adicional en:
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