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Nuevo Tipo de Vacuna Contra el Antrax
17 de Octubre de 2001.
Los científicos han conseguido inmunizar ratones contra esta enfermedad inyectándoles fragmentos de ADN procedentes de la bacteria del ántrax. En un próximo futuro, se realizarán pruebas con humanos.
La técnica se diferencia de la tradicional, que consiste en inyectar patógenos vivos, debilitados o muertos (o las proteínas producidas por estos organismos), para desencadenar la respuesta inmunitaria en el cuerpo de quien puede ser atacado por la enfermedad.
En general, las vacunas basadas en el ADN de los organismos contra los que hay que luchar podrían ser más efectivas y seguras que las convencionales, sobre todo frente a enfermedades altamente contagiosas.
Durante los ensayos, los científicos de la Ohio State University se centraron en la bacteria que causa el ántrax (Bacillus anthracis, ver imagen), una de las enfermedades de mayor actualidad debido a su papel en un posible ataque terrorista con armas biológicas.
Usando combinaciones de dos productos génicos, los investigadores liderados por Darrell Galloway consiguieron inmunizar a varios ratones. El ántrax es una enfermedad letal si no se detecta poco después de la exposición a sus esporas. Los antibióticos sólo son efectivos contra ellas si se suministran rápidamente, antes de que se desarrollen los síntomas.
Una vez se inhalan las esporas de ántrax, éstas se dirigen hacia los pulmones, donde serán "devoradas" por los macrófagos, glóbulos blancos que destruyen los patógenos que entran en el cuerpo. Sin embargo, las esporas del ántrax son capaces de germinar en el interior de los macrófagos, y de producir células bacterianas que se multiplican de tal modo que acaban por hacerlos estallar. La infección se expande entonces rápidamente, mientras las células bacterianas liberan componentes tóxicos que acaban con el resto de macrófagos. Es la antesala de la muerte.
El equipo de Galloway se ha dedicado a estudiar los genes de la bacteria que son los responsables de la producción de la toxina bacteriana. Dichos genes normalmente secretan tres productos génicos (PA, LF y EF). Los dos primeros se combinan para formar la molécula conocida como toxina letal. Así pues, sin el antígeno PA, ninguno de los otros dos componentes resulta efectivo.
Durante las pruebas de la vacuna, se prepararon grupos de ratones a los que se les inyectó plásmidos tres veces a intervalos de dos semanas. Los plásmidos son moléculas circulares de ADN que se usan mucho para clonación y expresión de genes y sus productos. Estos plásmidos contenían fragmentos de PA y LF.
En concreto, a un grupo se le inyectaron sólo plásmidos de PA, a otro sólo plásmidos de LF, y a otro plásmidos con una combinación de ambos. Un último grupo de control recibió plásmidos sin LF y PA. Dos semanas después de la última inyección, se midió la respuesta de todos los grupos.
Los científicos descubrieron que el antígeno LF induce a una respuesta mayor, y que los ratones que habían recibido tanto PA como LF desarrollaron una respuesta que duplicaba a la de aquellos que no habían recibido ninguno de los agentes.
A continuación, los ratones de todos los grupos fueron inyectados con cinco veces la dosis letal de la toxina bacteriana del ántrax. Todos los ratones que habían recibido inyecciones de plásmidos se mostraron inmunes, mientras que los animales del grupo de control murieron en pocas horas.
Galloway cree que es posible desarrollar una vacuna efectiva contra el ántrax, sobre todo si se emplea el antígeno LF, que parece ser mucho más inmunogénico que el PA, y de efectos más prolongados. Las vacunas utilizadas en el Hombre deberán incorporar una versión mutada del antígeno LF.
En pruebas recientes se ha demostrado que una de estas vacunas podría proteger frente a una amenaza de aerosoles de ántrax durante más de un año después de la última inoculación.
Información adicional en:
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