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Astrobiología
Crece la Certeza Científica Sobre la Existencia de
Vida en Otros Mundos
17 de
Junio de 2009.
En
un reciente congreso celebrado en la Universidad de Harvard, muchas de
las ponencias demostraron el creciente convencimiento de la comunidad
científica sobre la existencia de vida en otras partes del universo. La
vida simple, comparable en complejidad a los microbios de la Tierra,
debe ser la más común en otros mundos. La vida compleja, y sobre todo la
muy compleja, capaz de merecer la definición de "vida inteligente", debe
ser mucho menos abundante que la simple. Sin embargo, las probabilidades
de que surja vida inteligente aumentan con el paso del tiempo, debido a
la creciente riqueza química que experimenta el universo en su
evolución; es decir que, si es cierto lo que algunos creen, que como
especie inteligente estamos solos en el universo, será porque somos los
primeros.
Menéame
En el congreso, se pasó revista a cómo surgió la vida en la Tierra, y
también a los muchos pasos, a veces improbables, que se necesitó tomar
en nuestro mundo para permitir la aparición de vida inteligente. El
radioastrónomo Gerrit Verschuur afirmó que él cree que aunque es muy
probable que haya vida en otros mundos, quizás incluso en muchos, es en
cambio muy improbable que esos seres sean inteligentes, y también lo es
que puedan comunicarse con nosotros.
Verschuur presentó su versión de la Ecuación de Drake, formulada por el
astrónomo Frank Drake en 1960, que proporciona los medios para calcular
el número de civilizaciones inteligentes con las que sería posible que
los seres humanos establezcamos contacto.
La ecuación relaciona esas posibilidades con la tasa de formación de
estrellas y de planetas habitables. Incluye la tasa con la cual la vida
surge en tales planetas, adquiere inteligencia, desarrolla la tecnología
y las capacidades de comunicación interplanetaria. Finalmente, calcula
el tiempo durante el cual esa civilización puede existir.
Usando la ecuación de Drake, Verschuur calculó que, en el grupo de
galaxias que incluye a nuestra Vía Láctea, puede haber tan sólo otra
civilización tecnificada capaz de comunicarse con la humanidad; un
número tan pequeño que puede explicar por qué después de varias décadas
de rastreo de los cielos en busca de señales de vida inteligente no se
ha obtenido ningún resultado prometedor.
Dimitar Sasselov, profesor de astrofísica en la Universidad de Harvard,
coincidió con Verschuur en que la vida probablemente es común en el
universo. Él cree que la vida es un “fenómeno planetario” natural que se
da con facilidad en los planetas con las condiciones apropiadas.
En cuanto a la vida inteligente, considera que es sólo una cuestión de
tiempo. Sasselov argumenta que aunque el universo, a sus 14.000 millones
de años de edad, puede parecernos viejo, en realidad es muy joven. Los
elementos pesados que componen los planetas como la Tierra no estaban
disponibles en el universo temprano; tales elementos fueron formados por
las estrellas. Muchos de ellos sólo estuvieron disponibles para comenzar
a formar los planetas rocosos como la Tierra hace apenas 7.000 u 8.000
millones de años. Si uno considera que además se requirieron casi 4.000
millones años para que la vida inteligente se desarrollase en la Tierra,
no resulta sorprendente que ésta siga siendo rara.
Por tanto, puede que los humanos representemos la primera generación de
vida inteligente en el universo.
Sasselov cree que el telescopio espacial Kepler de la NASA podría
encontrar, antes que acabe el año, más de una docena de planetas con un
tamaño entre el de la Tierra y el doble, algunos de los cuales podrían
tener la estabilidad y las condiciones que permitirían que la vida se
desarrolle.
Andrew Knoll utilizó las lecciones que nos da la Tierra para trazar un
"plano de diseño" de lo que puede requerir el desarrollo de inteligencia
en otros mundos. Knoll cree que el aumento de la movilidad, los niveles
de oxígeno y la depredación, junto con su necesidad de sofisticados
sistemas sensoriales, la actividad coordinada y un cerebro, proveyeron
los primeros pasos hacia la inteligencia. Un planteamiento parecido
podría darse en otros planetas.
Otras de las ponencias versaron sobre la búsqueda de planetas
habitables, el desarrollo de vida artificial, el viaje humano a Marte y
la idea de que la vida podría tener un componente de autodestrucción.
Información adicional en:
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