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Ecología
Lo Que Se Va Por el Desagüe, Regresa en Más de Un
Modo
17 de Marzo de 2008.
Lo
que se vierte al desagüe (detergentes, productos de aseo personal, y
medicinas desechadas o excretadas) puede alejarse de nuestra vista y de
nuestros pensamientos, pero, desafortunadamente, no se va de nuestro
mundo; una gran parte va a parar a la tierra fértil a través de
sedimentos tóxicos, según alertan los autores de un nuevo estudio.
Menéame
Cantidades significativas de sustancias químicas tóxicas provenientes de
nuestros hogares persisten en el medio ambiente porque terminan en los
sedimentos de las aguas residuales. Los microorganismos patógenos son
eliminados de las aguas residuales en las plantas de tratamiento, pero
no se exige ningún proceso para controlar algunos de los contaminantes
químicos más abundantes que se originan en el hogar. De esta manera, los
sedimentos y el compost rico en éstos, que generalmente contienen
sustancias tóxicas, son aplicados de manera rutinaria a tierras de
cultivo, parques, bosques y jardines.
Consideremos, por ejemplo, el caso del ibuprofeno, el tercer medicamento
más consumido del mundo. Las plantas depuradoras de aguas residuales
eliminan entre el 60 y el 90 por ciento de este fármaco, pero no lo
suficiente, según alerta un investigador de la Universidad de Cornell.
"Dado el volumen de medicamento consumido, todavía una gran cantidad va
a parar al medio ambiente", advierte Anthony G. Hay, profesor de
microbiología y director del Instituto para Toxicología Comparativa y
Medioambiental de la citada universidad. Hay está especializado en
analizar cómo los microorganismos degradan al ibuprofeno y a otras
sustancias presentes en los sedimentos de las aguas residuales.
"Incluso bajas concentraciones de ibuprofeno han demostrado afectar al
modo en que desovan los peces, de manera que no es conveniente que se
acumule en el medio ambiente", argumenta Hay. Comprender el destino
biológico de éste y otros fármacos es muy importante para poder predecir
su toxicidad potencial en el medio ambiente. En el caso del ibuprofeno,
Hay y sus colaboradores han logrado mostrar que es posible descomponerlo
en sustancias no tóxicas.
Dado que la legislación de bastantes países prohíbe verter los
sedimentos de las aguas residuales en el mar, la mayor parte de esos
sedimentos se suele agregar a la tierra, por sus nutrientes y para
mejorar las propiedades físicas de los suelos, y esto generalmente es
más barato que depositarlos en vertederos o incinerarlos.
Sin embargo, no existen requerimientos en países como por ejemplo EE.UU.
que exijan controlar los contaminantes orgánicos en estos sedimentos, y
muchos de tales contaminantes no pueden ser eliminados mediante los
tratamientos convencionales. Los jardineros pueden usar, sin que lo
sepan, productos basados en sedimentos de aguas residuales, como algunas
variedades de compost gratuito, porque su etiquetado no está regulado
debidamente.
Además, para complicar las cosas, la mayoría de las plantas de
tratamiento de aguas residuales fueron diseñadas pensando en los
contaminantes industriales. No suele haber requerimientos para
monitorizar las sustancias químicas presentes en los productos de
higiene personal, compuestos farmacéuticos o antibióticos.
Mientras estudiaba los sedimentos, el equipo de investigación de Hay
encontró altos niveles de compuestos muy comúnmente empleados en los
detergentes, que al degradarse se transforman en sustancias todavía más
tóxicas, convirtiéndose en productos persistentes cuyo efecto imita al
de los estrógenos. Las concentraciones detectadas en el medio ambiente
aún están por debajo de los niveles que se consideran peligrosos para la
mayoría de los seres humanos, pero son lo bastante elevadas como para
afectar a las poblaciones de peces cambiando la proporción de
nacimientos entre los sexos, en concreto disminuyendo el número de
machos frente al de hembras. La pregunta es: ¿cuáles serán las
consecuencias a largo plazo sobre estas poblaciones?
Información adicional en:
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