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Salud
Relaciones de Amistad Para Combatir el Sobrepeso
17 de Febrero
de 2010.
Los
padres son muy conscientes de la influencia de los amigos sobre el
comportamiento de sus hijos, incluyendo cómo se visten, cómo se peinan,
si beben o si fuman. Un nuevo estudio de laboratorio ha demostrado que
los amigos también pueden influir en cuánto comen los adolescentes.
Considere un joven que por regla general vuelve solo a casa después de
ir a la escuela y que suele entretenerse parte del tiempo comiendo cosas
apetitosas sin tener hambre de verdad, mayormente por aburrimiento y por
tener a mano esos alimentos. Pero un día tiene una cita con un amigo y
se socializa en lugar de comer. En este caso, el socializarse actúa como
un sustituto de comer. Identificar sustitutos brinda una forma potencial
de reducir ese comportamiento de comer en exceso.
Así lo señala Sarah-Jeanne Salvy, profesora de pediatría en la División
de Medicina del Comportamiento de la Universidad en Búfalo (Universidad
Estatal de Nueva York) y coautora del estudio.
Lo descubierto en esta investigación acentúa la importancia de
considerar la red social del joven cuando se examina la motivación para
comer en los adolescentes.
Los intentos previos de encontrar sustitutos para el hábito de comer
cuando no se debe, no han sido muy satisfactorios. Sin embargo, ninguna
investigación de la que Salvy y su equipo tengan conocimiento ha sido
dedicada a analizar si las interacciones sociales pueden ser un
sustituto para la comida en niños y adolescentes.
En el estudio participaron 54 jóvenes con y sin sobrepeso (24 niños y 30
niñas), con edades entre los 9 y los 11 años. A cada cual se le asignó
aleatoriamente traer a un amigo o estar con alguien de su edad pero
desconocido.
Los participantes en el estudio jugaron con un videojuego para obtener
puntos intercambiables por comida o por tiempo para pasarlo con su amigo
o con un desconocido.
El juego se volvió cada vez más difícil, y los puntos por comida y
amigos fueron más difíciles de obtener. Los investigadores provocaron
esta situación para poder medir cuánto deseaba esforzarse cada
participante por comida, cuánto por tiempo con su amigo, y cuánto por
tiempo con un desconocido.
En el estudio, los participantes a los que se les asignó un desconocido
para el tiempo que podían obtener para pasarlo con alguien, pasaban a
obtener tiempo con el desconocido cuando se hacía más difícil esforzarse
por comida, en tanto que cuando se hacía más difícil esforzarse por
tiempo con el desconocido, pasaban a obtener comida.
Sin embargo, los participantes a los que se les asignó un amigo para el
tiempo que podían obtener para pasarlo con alguien, continuaron
esforzándose para conseguir tiempo con él, en lugar de hacerlo por
comida.
No tener amistades, ya sea por sufrir el rechazo de los compañeros o
simplemente por falta de oportunidades, puede limitar el acceso del niño
o adolescente a situaciones y escenarios sociales. Como resultado, estos
jóvenes pueden acabar eligiendo dedicar su tiempo libre a comer cosas
apetitosas y a realizar actividades sedentarias cuando no están
disponibles las alternativas sociales.
Información adicional en:
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