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Paleontología
Hallazgo de un Sorprendente Fósil
de Cocodrilo
16 de Diciembre de 2005.
Se
han encontrado evidencias de una antigua criatura marina que haría que
el feroz Tyrannosaurus rex se lo pensase dos veces antes de decidir
internarse en el agua. El animal, apodado "Godzilla" en referencia al
famoso monstruo marino cinematográfico, tenía la cabeza de un
dinosaurio, y aletas como las de un pez.
Los fósiles de la hasta ahora desconocida especie de cocodrilo arcaico
se han encontrado en el extremo austral de América del Sur. Tenía
fuertes mandíbulas y dientes afilados que le debieron hacer el
depredador más temible del mar.
A diferencia de los cocodrilos que conocemos hoy, el Dakosaurus
andiniensis vivía enteramente en el agua, y tenía aletas en lugar de
patas. Pero eso no es todo lo que lo hacía raro. Su gran capacidad como
depredador y su hocico semejante al del Tyrannosaurus rex (T. rex), le
han otorgado un lugar único en la historia, y el apodo "Godzilla".
Diego Pol, un investigador de postdoctorado del Instituto de Biociencias
Matemáticas y del Departamento de Informática Biomédica en la
Universidad Estatal de Ohio, determinó que los extrañamente conformados
especimenes fósiles encontrados en la Patagonia pertenecen al árbol de
la familia de los cocodrilos.
"Esta especie era muy rara, porque otros cocodrilos marinos que vivieron
más o menos al mismo tiempo tenían rasgos muy delicados (hocicos largos
y delgados, y dientes en forma de aguja para capturar peces pequeños y
moluscos)", explica. "Pero este cocodrilo era exactamente lo opuesto.
Tenía un hocico corto, y grandes dientes con bordes en forma de sierra.
Era, sin duda, un depredador de criaturas marinas grandes".
Los paleontólogos Zulma Gasparini y Luis Spalletti de la Universidad
Nacional de La Plata en Argentina descubrieron los huesos fósiles del
cocodrilo; Pol utilizó sistemas informáticos sofisticados para trazar
los rasgos de esos huesos y determinar su linaje.
El animal medía 4 metros de la nariz a la cola. Sus mandíbulas eran de
medio metro de largo, con dientes de sierra intercalados de hasta diez
centímetros de longitud.
Había especies de cocodrilo marino de muchas otras tallas hace 135
millones de años, hacia el final del Jurásico, pero todos tenían hocicos
largos y dientes en forma de aguja. Ninguno era mayor ni tan robusto
como el D. andiniensis.
Los tres especimenes fósiles fueron encontrados en 1996. Uno en tierras
de cultivo de la provincia de Mendoza, y dos en una formación rocosa en
la provincia de Neuquén al sur. Durante la época en que el D.
andiniensis vivió, la región era una bahía tropical profunda del Océano
Pacífico.
Los investigadores no saben todavía qué eventos activaron la aparición
relativamente súbita del gran cocodrilo, pero el tamaño y la forma de
los dientes sugieren que se alimentó de otros reptiles y grandes
criaturas marinas de la bahía, en lugar de ingerir peces pequeños.
Información adicional en:
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