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Primero los Agujeros Negros, Después las Galaxias
16 de Enero de 2003.
Un estudio realizado en la Ohio State University por la astrónoma Marianne Vestergaard confirma que los agujeros negros se formaron antes que las galaxias que los contienen. El descubrimiento podría ayudar a resolver el prolongado debate sobre el origen de los cuerpos galácticos.
Vestergaard llegó a esta conclusión mientras analizaba una colección de galaxias muy activas llamadas cuásares, tal y como eran hace 12.000 millones de años, cuando el Universo era apenas 1.000 millones de años más viejo. Los cuásares parecían entonces jóvenes, conteniendo una gran cantidad de nidos de estrellas en formación, pero ya poseían en su núcleo un agujero negro muy masivo y totalmente formado.
Los astrónomos no cesan de encontrar más y más agujeros negros en el centro de las galaxias que se observan con el moderno instrumental del que disponemos. Incluso nuestra Vía Láctea posee uno. Tan estrecha relación nos planteaba la pregunta: ¿quién vino antes, la galaxia o el agujero negro?
Para Vestergaard, los agujeros negros empezaron a formarse antes que las galaxias, o quizá lo hacen a un ritmo mucho más rápido que estas últimas. Ambas explicaciones podrían ser también simultáneamente válidas.
Uno de los modelos teóricos vigentes sugiere que la masa se acumularía en el centro de las galaxias, lo que provocaría un colapso gravitatorio y la formación de un gran agujero negro. Otro modelo propone que los agujeros negros se formarían primero, y que su inmensa gravedad se ocuparía de arrastrar gas, polvo y estrellas, manteniéndolos a su alrededor y creando la galaxia. Vestergaard cree que las evidencias más recientes apoyan con más fuerza esta segunda opción.
Hace un año, Vestergaard anunció que había desarrollado un nuevo método para estimar la masa de agujeros negros muy distantes (y que por tanto, existieron hace mucho tiempo). El método implica comparar el espectro de luz emitido por los cuásares que albergan a dichos agujeros negros con el espectro de cuásares mucho más modernos.
Los astrónomos consideran que una galaxia es activa cuando emite mucha más energía desde su núcleo que la que puede contabilizarse teniendo en cuenta sólo sus estrellas. La radiación se detecta casi en todo el espectro, desde las ondas de radio a los rayos-X.
Los cuásares son las galaxias activas que despliegan más energía, la mayor parte de la cual procede de una pequeña región en su centro (una millonésima del diámetro de la galaxia). Es en estas regiones donde residen los agujeros negros galácticos.
Vestergaard utilizó su método para examinar un grupo especial de cuásares distantes. Después, comparó sus espectros con los de los cuásares más próximos a la Tierra. Repitió el proceso con cientos de cuásares, y encontró un patrón claro. Incluso las galaxias activas más pequeñas y tranquilas contienen un agujero negro masivo, cuya masa es al menos 100 millones de veces superior a la de nuestro Sol.
Teóricamente, para hacerse tan grandes habrán necesitado el paso de mucho tiempo. Debieron empezar su vida como pequeños agujeros negros y después fueron acumulando materia con el transcurrir de millones de años. A pesar de todo, las galaxias en las que se encuentran muestran signos de juventud (formación estelar intensa, gran cantidad de gas molecular, producción de polvo significativa...), lo que sugiere que los agujeros negros son más antiguos que las galaxias.
La información de la que disponemos mejorará en el futuro, cuando dispongamos de un satélite llamado KRONOS. Este ingenio debería poder observar el material que cae sobre los agujeros negros con una resolución 10.000 veces mejor que la que nos ofrece el actual telescopio espacial Hubble.
Información adicional en:
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