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Astrofísica
Más Evidencias de Que una Supernova Condujo a la
Formación de Nuestro Sistema Solar
14
de Noviembre de 2008.
Durante
varias décadas, los científicos han pensado que el Sistema Solar se
formó como resultado de la onda expansiva de una estrella que explotó
(una supernova); tal onda expansiva contribuyó de manera decisiva al
colapso de una densa nube de gas y polvo que a raíz del mismo se
contrajo para formar el Sol y los planetas.
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Pero los modelos detallados de este proceso de formación sólo han
funcionado bajo la suposición simplificada de que las temperaturas
durante estos violentos eventos fueron constantes. Ahora, unos
astrofísicos del Departamento de Magnetismo Terrestre (DTM, por sus
siglas en inglés) del Instituto Carnegie han demostrado por primera vez
que una supernova pudo ciertamente haber activado la formación del
Sistema Solar bajo las condiciones más probables de un rápido
calentamiento y el subsiguiente enfriamiento. Los resultados de su
trabajo han resuelto este debate de larga duración.
"Desde los años setenta, hemos obtenido evidencias químicas de los
meteoritos apuntando a que una supernova activó la formación de nuestro
Sistema Solar", comenta el autor principal del nuevo estudio, Alan Boss,
del Instituto Carnegie. "Pero el problema ha estado en los detalles.
Hasta este nuevo estudio, los científicos no habían podido elaborar un
escenario coherente donde el colapso de la nube se activara al mismo
tiempo que eran inyectados en ésta los isótopos recién creados por la
supernova".
Los isótopos radiactivos efímeros (versiones poco estables de los
elementos con el mismo número de protones pero un número diferente de
neutrones) encontrados en los meteoritos muy antiguos se van
desintegrando a lo largo de periodos del orden del millón de años o más,
y se convierten en elementos diferentes (denominados elementos hijos).
Encontrar los elementos hijos en los meteoritos primitivos implica que
los elementos padres deben de haber sido creados sólo aproximadamente un
millón de años por término medio antes de que los meteoritos se
formaran. "Uno de estos isótopos padres, el hierro-60, puede formarse en
cantidades significativas sólo en los potentes hornos nucleares de las
estrellas masivas o muy desarrolladas. El hierro-60 se desintegra dando
lugar al níquel-60, y el níquel-60 se ha encontrado en meteoritos
primitivos. Por tanto, los científicos saben dónde y cuándo se formaron
los isótopos padres, pero no cómo llegaron aquí.
Valiéndose de un nuevo planteamiento, los investigadores llegaron a la
conclusión de que después de 100.000 años la nube presolar era mil veces
más densa que antes, y que el calor liberado por el frente de la onda
expansiva se perdió rápidamente, resultando en sólo una delgada capa con
temperaturas cercanas a 700 grados centígrados. Después de 160.000 años,
el centro de la nube se había derrumbado sobre sí mismo, lo que la hacía
un millón de veces más densa, formándose el protosol. Los investigadores
encontraron que los isótopos del frente de la onda expansiva se
mezclaron en el protosol de una manera que concuerda con su origen en
una supernova.
Ésta es la primera vez que se ha demostrado el funcionamiento correcto,
sin contradicciones, de un modelo detallado de la formación de nuestro
sistema solar activada por una supernova.
Información adicional en:
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