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Climatología
La Cosmoclimatología, Una Nueva
Teoría Sobre el Cambio Climático
10 de
Abril de 2007.
Henrik
Svensmark, jefe de las investigaciones sobre las interrelaciones entre
el Sol y el clima que se realizan en el Centro Espacial Nacional de
Dinamarca, reúne los resultados sobre los que él y sus colegas han
informado en una docena de trabajos científicos, y que explican cómo el
clima es gobernado por las partículas atómicas provenientes de las
estrellas que han explotado.
Estos rayos cósmicos ayudan a formar las nubes comunes. Los altos
niveles de rayos cósmicos y la nubosidad refrescan al mundo, mientras
los intervalos más cálidos ocurren cuando los rayos cósmicos y las capas
de nubes disminuyen.
Durante más de 20 años, los registros de los satélites acerca de las
nubes de baja altura han encajado con las variaciones en los rayos
cósmicos. Cómo los rayos cósmicos toman parte en la formación de las
nubes, se analizó en el experimento SKY, llevado a cabo en el sótano del
Centro Espacial Nacional de Dinamarca. Los electrones liberados en el
aire por el paso de los rayos cósmicos ayudan a ensamblar los bloques de
construcción de los núcleos de condensación en los que el vapor de agua
se condensa y que conducen a la formación de nubes.
La intensidad de los rayos cósmicos, y por consiguiente la nubosidad,
siguen cambiando porque el campo magnético del Sol varía en su capacidad
de rechazar los rayos cósmicos provenientes de la galaxia, antes de que
puedan alcanzar la Tierra. El carbono-14 radiactivo y otros átomos
inusuales, formados en la atmósfera por los rayos cósmicos, proporcionan
un registro de cómo las intensidades de los rayos cósmicos han variado
en el pasado. Ellos explican las repetidas alternancias entre los
períodos fríos y calurosos durante los pasados 12.000 años. Siempre que
el Sol estuviera débil y las intensidades de los rayos cósmicos fueran
altas, se cumplieron las condiciones para el enfriamiento, el más
reciente en la Pequeña Edad de Hielo que tuvo su clímax hace 300 años.
Con escalas de tiempo grandes, la intensidad de los rayos cósmicos
cambia más enfáticamente porque varía la llegada de éstos desde las
zonas principales de emisión de la galaxia. Durante los últimos 500
millones de años, la Tierra ha pasado a través de cuatro episodios de
efecto invernadero, en los que el hielo desapareció y el nivel del mar
fue alto, y cuatro episodios de Edad de Hielo, como el que aún vivimos
ahora, con presencia de capas de hielo y glaciares, y con un nivel del
mar relativamente bajo.
Nir Shaviv, de la Universidad Hebrea en Jerusalén, junto con Ján Veizer,
de las universidades del Ruhr y de Ottawa, correlacionan estos cambios
con el viaje del Sol y la Tierra a través de nuestra galaxia, la Vía
Láctea. Ellos culpan de los episodios de edades de hielo a los
encuentros con brazos espirales luminosos donde los rayos cósmicos son
muy intensos. Los eventos de enfriamiento más frecuentes,
aproximadamente cada 34 millones de años, ocurren siempre que el sistema
solar pasa a través del plano medio de la Galaxia.
En los episodios de "Tierra Bola de Nieve" alrededor de 700 y 2.300
millones de años atrás, incluso en el Ecuador había masas de hielo. En
esas ocasiones, la proporción del nacimiento de estrellas en la galaxia
fue extraordinariamente alta, lo que también debió significar un número
grande de estrellas que explotaban e intensos rayos cósmicos.
Remontándonos más atrás aún en el tiempo, la teoría de los rayos
cósmicos y su ayuda en la formación de las nubes, puede explicar por qué
la Tierra no se heló completamente cuando era muy joven. El Sol era
mucho más débil de lo que es ahora, pero también rechazaba con más vigor
los rayos cósmicos, por lo que la Tierra no debió haber tenido mucha
cobertura nubosa.
Mientras calculaba la variabilidad en la incidencia de rayos cósmicos
sobre la Tierra desde que la vida comenzó en ella hace unos 3.800
millones de años, Svensmark descubrió una conexión entre las
intensidades de los rayos cósmicos y la variabilidad en la productividad
de la vida. Las mayores fluctuaciones en productividad coincidían con
intensos ritmos de formación estelar y con periodos fríos en el clima de
la Tierra. Y, a la inversa, durante un millar de millones de años en que
los ritmos de formación estelar fueron lentos, con una menor incidencia
de rayos cósmicos sobre la Tierra y con un clima cálido, la biosfera
apenas registró cambios en su productividad.
Información adicional en:
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