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Psicología
El Papel de los Gestos en la Comunicación
9 de Junio de 2006.

Foto: Martha AlibaliSu tarea es: explicar cómo envolver un paquete. Es muy probable que use gestos para realzar (quizás incluso para guiar) sus instrucciones verbales. Ahora trate de enseñar esta lección sobre envolver un regalo mientras mantiene sus manos firmemente a los lados del cuerpo. ¿Nota alguna diferencia entre sus dos tutoriales? Un estudio profundiza en la cuestión.

El ejemplo expuesto describe una de las muchas pruebas que Martha Alibali, profesora de los departamentos de Psicología y Psicología Educacional en la Universidad de Wisconsin-Madison, y sus colegas usaron en sus estudios sobre el papel de los gestos en la comunicación.

"Hemos hecho que las personas describan cómo envolver un paquete empleando gestos y sin emplearlos", explica Alibali. "Las personas tienden a elegir diferentes palabras cuando pueden hacer gestos; suelen usar un vocabulario más rico". Sin gestos, en cambio, sus instrucciones tienden a ser más entrecortadas y mecánicas.

"Un número creciente de investigaciones demuestran cómo los gestos mejoran la comunicación de información e ideas", explica Alibali, quien está entre las principales autoridades en este campo. "A menudo, los gestos comunican información que no es expresada en el habla".

En particular, ella está interesada en cómo los gestos afectan a la enseñanza en las aulas. "Creo que la comunicación es, en su mayor parte, inseparable del aprendizaje que se realiza en los entornos educativos, y por tanto es natural considerar si parte de la "acción" importante en la comunicación instructiva procede de los gestos", explica Alibali. "La creciente evidencia muestra que los gestos de los maestros marcan una diferencia en la comunicación instructiva: los niños aprenden más cuando maestros concretan su discurso con gestos".

Un asunto que actualmente intriga a Alibali y a sus colegas, está relacionado con la cuestión de si los maestros pueden aprender a controlar sus gestos para lograr un efecto instructivo óptimo. Aún cuando a menudo los oradores no recuerdan haber gesticulado, existe evidencia de que alteran sus gestos para ajustarse a la situación comunicativa. Esto hace emerger una posibilidad interesante. "Si los profesores pueden alterar sus gestos intencionalmente, entonces pueden ser capaces de aprender cómo usarlos con eficacia en su tarea docente".

En su nuevo informe, Alibali y sus colegas describen un estudio piloto, en el cual seis maestros enseñaron, cada uno, una lección de matemáticas tres veces. Primero, como lo desearon; segundo, después de recibir un tutorial de cinco minutos sobre gestos; y tercero, con instrucciones de inhibir el uso de los gestos. Los profesores produjeron más gestos cuando siguieron un tutorial sobre la efectividad de los gestos que cuando no lo hicieron. También fueron capaces de inhibir sus gestos cuando se les pidió.

¿Qué significa esto? Los maestros pueden necesitar ayuda para aprender cómo usar los gestos eficazmente. Hoy día no hay virtualmente ninguna atención a los gestos en la formación del profesorado. Para aprovechar por completo el potencial de los gestos en el aula, puede resultar de ayuda brindarles a los profesores instrucciones explícitas con respecto al uso de gestos para complementar y concretar su discurso.

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