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Excavando el Chicxulub
7 de Diciembre de 2001.
Los científicos han iniciado un proyecto de perforación del cráter Chicxulub, en la península del Yucatán, en México. Se trata de la depresión que se cree dejó el asteroide o cometa que chocó contra la Tierra hace 65 millones de años, y que probablemente fue la causa principal de la desaparición de los dinosaurios.
Las perforaciones se iniciaron el 3 de diciembre de 2001, tras una ceremonia en la que asistió el gobernador de la provincia de Yucatán, Patricio P. Laviada, y otras personalidades. También estuvo Juan R. de la Fuente, el presidente de la Universidad Autónoma de México. Destacó asimismo la delegación alemana de la GFZ Potsdam, cuyo responsable, Rolf Emmermann, es también el líder del llamado International Continental Scientific Drilling Program (ICDP), el organizador del proyecto.
El lugar de la perforación se llama Yaxcopoil-1 (YAX-1) y se halla a unos 40 km al sudoeste de Mérida, la capital de provincia. El objetivo de los trabajos en la zona es obtener información sobre el tamaño y las propiedades materiales del proyectil que causó el cráter, así como la cantidad de energía liberada durante el impacto, la estructura del cráter y los procesos físico-químicos relacionados con el choque. Colateralmente, se estudiarán los efectos que tan catastrófico evento ocasionó en el ambiente y en la vida terrestre.
Hace 65 millones de años, en la frontera entre el Cretácico y la era Terciaria, un objeto procedente del espacio chocó contra nuestro planeta viajando a más de 25 km/s, sobre la punta de la plataforma del Yucatán. El impacto liberó una energía estimada equivalente a 10.000 veces el arsenal mundial de armas nucleares, enviando a la atmósfera grandes cantidades de partículas y gases. El asteroide, que debió tener unos 10 km de diámetro, impactó en una zona poco profunda del océano y penetró en la corteza terrestre hasta una profundidad de varios kilómetros. Vaporizó, fundió y lanzó en todas direcciones tanto el agua del océano como las rocas del lecho marino, compuestas de carbonatos y sulfatos. Como resultado de esto, se formó un cráter de 200 km de diámetro. En poco tiempo, apenas minutos, varios cientos de miles de millones de toneladas de CO2, SO2 y vapor de agua fueron inyectados en la atmósfera terrestre. Ello ocasionó una perturbación abrupta y total del ecosistema terráqueo. El clima se volvió inestable, una capa de fino polvo oscureció la luz solar e impidió que las plantas realizaran la fotosíntesis.
El resultado fue una extinción masiva de especies vivas. Más del 50 por ciento de la fauna y la flora, incluyendo muchos de los dinosaurios, desaparecieron para siempre.
La hipótesis del impacto data de 1980 y fue propuesta por el premio Nobel Luis Alvarez. Pero no sería hasta principios de los años noventa, cuando se descubrió una estructura de impacto en la plataforma del Yucatán, enterrada bajo un kilómetro de sedimentos, que la teoría pudo empezar a ser confirmada.
Los científicos han encontrado en el cráter, centrado en Puerto Chicxulub, cerca de Mérida, numerosas anomalías magnéticas y gravitatorias. Aún no se comprende bien cómo esta catástrofe pudo afectar a los ecosistemas terrestres, de modo que la actual campaña de perforaciones ayudará a estudiar una de las pruebas más palpables de lo que ocurrió: el propio cráter.
El proyecto también servirá para entender mejor los mecanismos de la formación de cráteres, un proceso esencial en la evolución de los planetas rocosos.
Información adicional en:
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