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Zoología
La Molécula Tóxica Que Permite a las Aves Detectar
el Campo Magnético Terrestre
5 de Agosto de 2009.
Un
equipo de investigadores ha revelado que una molécula tóxica, de la cual
se sabe que daña las células y causa enfermedades, también podría
ejercer un papel fundamental en la migración de las aves. La molécula,
un superóxido, está propuesta como una pieza fundamental en el
misterioso mecanismo que permite a las aves "ver" el campo magnético de
la Tierra.
El criptocromo es un fotorreceptor de luz azul que se encuentra en los
vegetales y en los ojos de aves y de otros animales.
Klaus Schulten, de la Universidad de Illinois, fue el primero en
proponer (en el año 2000) que esta proteína era un componente
fundamental del sentido geomagnético de las aves, lo cual fue
corroborado más tarde por evidencias experimentales. Él hizo esta
predicción después de que, junto con sus colegas, descubriera que los
campos magnéticos pueden influir en las reacciones químicas si éstas se
dan lo bastante rápido como para ser gobernadas sólo por la mecánica
cuántica.
Los cambios en el campo electromagnético, como los experimentados por un
ave cuando varía su dirección de vuelo, parecen alterar una brújula
bioquímica en el ojo, permitiendo al ave ver si su dirección corresponde
al norte o al sur.
Antes de que se abriera esta línea de investigación, se pensaba que eso
era imposible debido a que los campos magnéticos interactúan muy
débilmente con las moléculas. Dichas reacciones químicas involucran la
transferencia de electrones, lo que conlleva a la libertad de giro de
los espines de electrones. Estos espines se comportan entonces como una
brújula.
Otros investigadores ya habían descubierto que el criptocromo, actuando
a través de sus propios espines moleculares, atrae a un "socio" de
reacción que funciona en el llamado espín cero. Se ha sugerido que el
oxígeno molecular es ese socio. Los científicos creen que el socio en la
reacción no es la benigna molécula de oxígeno que todos respiramos, sino
un superóxido al que podríamos ver como un primo y que se caracteriza,
entre otras cosas, por ser una molécula de oxígeno cargada
negativamente.
El hecho de que un superóxido, con su toxicidad, funcione adecuadamente
como un socio de reacción, puede resultar un tanto llamativo. Pero en el
fondo tiene su lógica. El cuerpo tiene muchos mecanismos para reducir
las concentraciones de superóxido y evitar sus efectos dañinos. Y esto
resulta útil también para el sistema de la brújula, ya que la molécula
debe estar presente a bajas concentraciones, pero no demasiado, para que
la brújula bioquímica funcione eficazmente.
Por otra parte, la toxicidad del superóxido podría también explicar por
qué los humanos no tenemos la misma habilidad de las aves para ver el
campo electromagnético de la Tierra.
Información adicional en:
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