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Climatología
Los Papeles Que Gases de Efecto Invernadero y Nubes Tienen en la Absorción de Calor
3 de Diciembre de 2010.

Foto: NASA GISS/ Lilly Del ValleEn un nuevo estudio climatológico empleando modelos océano-atmósfera, se ha examinado la naturaleza del efecto invernadero y se ha logrado aclarar un poco más los papeles que estos gases y las nubes desempeñan en la absorción de la radiación infrarroja.
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El equipo de investigación, formado por Andrew Lacis y sus colegas en el Instituto Goddard de la NASA para Estudios Espaciales (GISS, por sus siglas en inglés), ubicado en Nueva York, ha confirmado que son los gases no condensables de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el ozono, y los clorofluorocarbonos, los que constituyen el núcleo del motor del efecto invernadero.

Sin estos y otros gases de efecto invernadero, el vapor de agua y las nubes serían incapaces de proporcionar con el resultado necesario los mecanismos de realimentación que hacen posible dicho efecto.


Un estudio complementario llevado a cabo por Gavin Schmidt, también del GISS, muestra que el dióxido de carbono es responsable de aproximadamente el 20 por ciento del efecto invernadero, el vapor de agua y las nubes lo son del 75 por ciento, y otros gases y aerosoles que se encuentran en menores concentraciones son responsables del restante 5 por ciento. Sin embargo, este 25 por ciento a cargo de gases de efecto invernadero no condensables constituye el factor clave que sostiene el efecto invernadero en la Tierra. En este aspecto, el dióxido de carbono es responsable del 80 por ciento del forzamiento radiativo que sustenta al efecto invernadero.

La simulación de forzamiento climático realizada por el equipo de investigación fue simple en su concepto y diseño: todos los aerosoles y gases de efecto invernadero críticos no condensables fueron excluidos, y se ejecutó sin ellos la simulación con el modelo global del clima, para ver lo que le pasaría al efecto invernadero en esa situación hipotética. En ausencia de estos gases y aerosoles críticos, dejó de existir el efecto invernadero. El vapor de agua se precipitó rápidamente de la atmósfera, sumiendo a la Tierra en un estado bloqueado por el hielo, una demostración contundente de que el vapor de agua por sí solo no puede conservar el efecto invernadero, pues a pesar de que aporta el 50 por ciento del calentamiento total, actúa sólo como un proceso de realimentación.

Los niveles del dióxido de carbono han oscilado entre unas 180 partes por millón durante las eras glaciales, y cerca de 280 partes por millón durante los períodos interglaciales, más calurosos.

Cuando el dióxido de carbono aumenta, más vapor de agua regresa a la atmósfera. Esto es lo que ayudó a derretir los glaciares que una vez cubrieron la ciudad de Nueva York. En definitiva, el dióxido de carbono atmosférico actúa como un termostato regulando la temperatura del planeta. "Hoy en día nos estamos adentrando en un territorio desconocido a medida que el dióxido de carbono se acerca a las 390 partes por millón, en lo que ha sido llamado como el "período superinterglacial", alerta David Rind, coautor del estudio, y también del GISS.

Información adicional en:

 

 

La traducción, la adaptación y la elaboración de texto adicional de este artículo han sido realizadas por el equipo de NC&T (Amazings.com)

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