Tangerine
Dream
en los Años Noventa
Por: Jorge Munnshe & Montse Andreu.
Este año (1997) se cumplen tres décadas de la fundación de Tangerine Dream. Esta banda es una de las más legendarias dentro de las músicas innovadoras y ha sido pionera en el uso de sintetizadores para abrir nuevos caminos artísticos. TD ha revolucionado la música al emplear los instrumentos electrónicos para hacer un nuevo tipo de música, más allá de los experimentos minoritarios en laboratorios, atrayendo un amplio público deseoso de nuevas sensaciones.
Goblins Club es el más reciente trabajo de Tangerine Dream, en el que se sigue la línea adoptada por el grupo en los años 90, aunque penetrando en una vía un tanto lúgubre u oscura. Con excepción de las bandas sonoras para películas, terreno que ha aparentado ser durante buena parte de los años 90 el mejor vehículo para la expresión musical más vanguardista y radical de TD, el resto de obras se encuadra en un estilo muy identificado con el Pop, pero curiosamente apartado del Tecno, la línea que de un modo más evidente combina la Electrónica con el alcance a un público amplio. Al desmarcarse así de Kraftwerk y su escuela, TD traza una firma propia inconfundible en el mundo musical en general, como han logrado sus dos mayores rivales electrónicos, Vangelis y Jean Michel Jarre.
Dentro de Tangerine Dream han existido varios colectivos de músicos. La formación más duradera y que forjó el prestigio de TD como grupo revolucionario fue el dúo Froese & Franke, con la participación de Peter Baumann y Johannes Schmoelling. Desde la salida de Christopher Franke en 1988, el timón del grupo está claramente en manos de Edgar Froese, a quien se ha unido de modo permanente en los años 90 su hijo, además de algunos otros músicos más o menos ocasionales.
Con ocasión del lanzamiento de Goblins Club, los autores de este artículo hemos tenido ocasión de conversar con Edgar Froese. Los comentarios que nos ha hecho en esta ocasión, más los que ha expresado en varias ruedas de prensa, revelan diversos aspectos del camino que TD sigue desde 1988.
Una de las cuestiones que más interés generan es la del estatus que Jerome Froese, el hijo de Edgar, tiene dentro de la banda. Jerome, que este año cumple 27 años de edad, menos que la del grupo, era a principios de los años 70 el enigmático niño que aparecía fotografiado como parte de los collages surrealistas de Froese en las cubiertas de los álbumes. El evidente orgullo del padre por su hijo, y su también obvio deseo de involucrarle en sus proyectos artísticos, parecen haberse cumplido con el ingreso de Jerome en TD. Sin embargo, es de destacar que los gustos musicales del joven Froese no se decantan demasiado hacia las ideas radicales que forjaron la reputación de la banda, o que plasmó su padre en trabajos en solitario. Esta circunstancia, y el hecho de que sea, o haya sido, fan de grupos y artistas como The Cure, The Mission, Siouxie and the Banshees, Sisters of Mercy, y Joe Satriani, tal como su propio padre reconoció, sugieren que el camino seguido en los 90 por TD está vinculado a la presencia de Jerome en el mismo, y a la obvia necesidad de que padre e hijo hallen un terreno intermedio entre sus respectivas ideas musicales, que les permita componer juntos de manera viable. Sin embargo, Edgar afirma que su relación dentro del grupo es puramente musical, sin dejarse influir en ningún sentido por su lazo familiar: "El hecho de que ambos estemos hoy en la misma onda musical es una circunstancia muy positiva y poco frecuente. Pero musicalmente nuestra relación no es como la de un padre y un hijo, sino que nos respetamos el uno al otro como compositores individuales, y sin ningún sentimentalismo familiar. Jerome tiene de verdad talento". En cuanto a los instrumentos en que Jerome se centra más, su padre afirma: "La primera cosa que Jerome tuvo cuando cumplió 14 años, fue un equipo completo de percusión, con el que llegó a ser un percusionista bastante bueno. Más tarde, fue capaz de aplicar su técnica a los ordenadores, consiguiendo así hacer buenos arreglos rítmicos. Su técnica interpretativa con la guitarra podría ser muy buena, pero por desgracia no practica lo bastante, lo cual es en cierto modo una lástima. Los teclados son su principal instrumento para componer y hacer arreglos. Y, puesto que es un completo fanático de los ordenadores, a veces surge con ideas alucinantes, que no podrías encontrar en ningún libro de teoría musical".
Edgar nos cuenta así cómo padre e hijo decidieron unir sus talentos dentro de TD: "Fue bastante simple. Antes de que Jerome se uniese a la banda, él estaba tocando música por su cuenta. Un día me dio una cinta con música suya. Debo decir que al escucharla me sorprendió de manera muy positiva, ya que yo no sabía que él hubiese llegado ya tan lejos en el terreno musical. Le di una primera pieza para que trabajase con ella, y así empezó a mejorar cada vez más sus habilidades. Por último, en 1990, participó en la composición del álbum 'Melrose' de Tangerine Dream. Desde entonces es miembro del grupo. La nuestra es una muy interesante colaboración".
El lugar que ocupan dentro del actual Tangerine Dream los otros músicos se orienta básicamente a la interpretación y a realizar algunos arreglos musicales para sus respectivos instrumentos. Acerca de los muchos músicos que han pasado en los últimos años por la banda con mayor o menor permanencia, Froese explica que el motivo de ese gran tráfico se debe a que TD no podría funcionar con una formación estable de músicos puesto que cada nuevo proyecto que Jerome y él emprenden, tanto si es un álbum como si se trata de una gira, resulta muy distinto a los anteriores, precisando de tareas técnicas y artísticas también diferentes. "De modo que preferimos seguir escogiendo gente internacionalmente para que colaboren con nosotros en determinadas producciones. Necesitamos esta libertad".
Muchos músicos han pasado por TD desde su fundación. Sus aportaciones han caracterizado determinadas etapas de la historia de la banda. Christopher Franke es considerado por muchos fans de TD como el creador más importante del "sonido TD" aparte de Froese. A Franke se le conoce mayormente por su elaboración de la estructura rítmica a base de secuenciadores que es, en opinión de muchos fans, el rasgo de identidad más característico de la música de este grupo. Preguntado sobre cuándo fue tocada en TD por vez primera una secuencia como las de Phaedra, Edgar declara: "Además de la guitarra, yo tocaba a veces el contrabajo con el grupo The Ones en 1966. En aquel entonces, teníamos las primitivas unidades de reverberación y retardo de la firma alemana Echolette. A menudo tocaba el contrabajo a través de este efecto, y podía obtener un resultado secuenciado al duplicarse las notas del contrabajo. Soñaba con disponer de un aparato que pudiera ser programado de manera que produjera notas con tonos y duraciones seleccionables. Tuvieron que pasar siete años para que este sueño se hiciese realidad".
Al respecto de las actividades más recientes de TD, Edgar nos comenta lo siguiente sobre Goblins Club: "En este trabajo hemos intentado plasmar una visión colectiva de la Tierra, como una descripción un tanto crítica de la raza humana. A veces uno piensa que no hay muchos seres humanos auténticos en el mundo, y que bastantes son en realidad goblins, a juzgar por el modo en que nos tratan a los demás. Por otro lado, he de decir que algunas de las piezas que forman el álbum tienen un origen bastante curioso, ya que fueron compuestas durante un viaje en avión".
También le preguntamos cuál ha sido su propósito al realizar nuevas versiones de temas antiguos de TD. "Al hacer estos remakes, con sus correspondientes remezclas y su proceso de remasterización, hemos intentado que la música suene muy fresca, y con la mejor calidad que hemos podido darle. Sin embargo, puesto que esas piezas proceden de las etapas más antiguas de Tangerine Dream, fue un tanto difícil introducirse dentro de los sentimientos y emociones de los años setenta y ochenta. La atmósfera que rodea una composición es muy importante, y la que teníamos a mediados de los setenta, en temas como 'Stratosfear' o 'Phaedra', era distinta a la de hoy. Por tanto, es inevitable que el estilo de estas nuevas versiones sea diferente".
Al consultarle sobre los motivos que han llevado a TD a componer ahora menos bandas sonoras que hace unos años, Edgar nos explica lo siguiente: "Decidimos detener por algún tiempo nuestra labor en ese campo, debido a que en diez años habíamos hecho más de sesenta bandas sonoras, mayormente para películas norteamericanas, y, por tanto, como os podéis imaginar, grabar un promedio de seis bandas sonoras cada año consume una importante cantidad de tiempo. Pones todo tu talento artístico en las bandas sonoras, y luego no te queda mucho tiempo para tus álbumes propios. De modo que optamos por dedicar más tiempo a éstos, así como a las actuaciones en directo y cosas por el estilo".
Acerca de la supremacía de Tangerine Dream en los orígenes de la música electrónica entendida como movimiento cultural generalizado, Froese no duda en asegurar: "Antes de crearse Tangerine Dream, no existía música similar a la nuestra por la sencilla razón de que los instrumentos con los cuales la compusimos aún no existían. TD está por tanto en el origen de este tipo de música, aunque muchos plagiadores no quieran hoy en día aceptarlo".